Con una emotiva ceremonia, el Centro de Acción Familiar “Juan Pablo II” celebró su 40° aniversario, rodeado de autoridades, instituciones amigas, ex trabajadores, ex alumnos, niños y familias que a lo largo de estas cuatro décadas fueron parte de su historia.
Desde su creación, el CAF “Juan Pablo II” se ha consolidado como un espacio de encuentro, protección y oportunidades, acompañando a generaciones de niños, niñas y adolescentes que encontraron allí un lugar donde jugar, aprender y sentirse cuidados.
Durante el acto, se destacó el trabajo colectivo y sostenido de todo el personal que, con vocación y compromiso, ha dejado huellas imborrables en la vida de muchas familias ocampenses.
“Queremos decir gracias por dejar huella en la vida de tantos niños. A lo largo de estos 40 años, el Centro ha sido un espacio de encuentro, de protección y de oportunidades. Cuarenta años, cuatro décadas han pasado, y cada uno de ustedes, los que han estado y los que han pasado, han dejado huellas en el corazón de esos niños”, señalaron desde la institución.

El intendente Cristian Marega participó del acto y remarcó la importancia del trabajo que realiza el Centro en la comunidad:
“Este aniversario no sería posible sin cada uno de ustedes, porque el Juan Pablo II es, sobre todo, una tarea colectiva. Aquí crecieron generaciones de niños y niñas que encontraron un lugar para jugar, aprender y sentirse cuidados. Cuidar la niñez es cuidar el futuro”.
Además, el mandatario local valoró la dedicación del personal y de todos los que pasaron por la institución a lo largo de estos años:
“Agradezco especialmente al personal, quienes con creatividad y esfuerzo sostienen este proyecto. Su paso dejó huellas que aún están presentes. Que estos 40 años no sean un punto de llegada, sino un nuevo punto de partida”.

Por su parte, Daina Ramírez, encargada del Centro de Acción Familiar “Juan Pablo II”, expresó su emoción y gratitud:
“Cuando me designaron como directora sentí que un deseo de mi infancia se hacía realidad. Quiero agradecer al personal, a las familias y a todos los que alguna vez formaron parte de este lugar. Los niños y niñas son la razón de ser de este centro, todo lo que hacemos, lo pensamos por y para ellos”.
El acto finalizó con un cálido aplauso y un mensaje esperanzador: que el Centro siga siendo una institución de puertas abiertas, donde las infancias puedan seguir creciendo, aprendiendo y soñando en libertad.





