Villa Ocampo: Lo que dejó el 11º Congreso de Educación

Habitar la Escuela desde una Pedagogía del Cuidado. Ideas poderosas, ecos y resonancias de un encuentro que nos dejó pensando…

Por OLGA GRISMADO y ALEJANDRA MORZÁN

Por estos terruños norteños, junto al rosado lapachal anunciador de primaveras, desde aquel 26 de octubre de 2012, este pedacito de planeta, adquiere una sonoridad particular para quienes hemos elegido la formación docente como nuestro lugar en el mundo, como misión que abrazamos con coraje y convicción.

En la ciudad de la caña dulce, la marcha del hambre y la represión amarga; la ciudad de la calle que nunca duerme abriga un lugar, donde desde hace poco más de una década, un grupo de docentes, con la cabeza bien puesta, guarda vigilia todo el año soñando, pensando, diagramando, organizando, diseñando la maqueta de una extraordinaria convocatoria que se ha instalado como un hito en este norte santafesino: El Congreso de Educación de Villa Ocampo.

Fue necesaria una idea primigenia y audaz para darle origen. Y una indicación bien recibida de que la apuesta debía ser interinstitucional, lo que permitió agregar valor, involucrar iniciativas y materializar este gran proyecto.

Desde entonces, en forma mancomunada, dos institutos de la ciudad, laboriosamente, toman entre sus manos los hilos de su historia para aportar, desde lo propio, desde la identidad que los cualifica, a ese tejido común tan necesario con un entramado particular que sigue haciendo historia. Para que lo institucional sea trama firme y amorosa que sostenga, para que no haya huecos por los cuales se cuelen, deshilachadas, promesas incumplidas.

Para que ningún adulto y educador dimita y sea posible entre-ayudarse, como diría Simón Rodríguez, a asumir las deudas-de-vida con las nuevas generaciones. Para que las deudas-debidas no clausuren oportunidades y algunas dificultades logren transmutarse en posibilidades.

Este año, el encuentro aconteció en el marco celebratorio de los 40 años de Democracia ininterrumpida. En un tiempo en el que como docentes nos sentimos desafiados ante una presencialidad transformada, impensada e inédita, fuimos convocados a pensar-nos desde el lema: “Habitar la Escuela desde la Pedagogía del cuidado”.

Centenares de docentes y estudiantes, provenientes de la ciudad, así como de diversos lugares, algunos próximos y otros distantes, de esta prodigiosa tierra santafesina, deciden participar en el acontecimiento educativo propuesto. Voces polifónicas, que llegan desde inscripciones partidarias, institucionales, disciplinares y territoriales diversas se hacen presentes para ayudarnos a pensar.

Necesitamos darnos/convidarnos unas palabras que sirvan de andamio para construir lazos, necesitamos aprender a escuchar, sabedores de que la escucha es un perfecto camino hacia la sabiduría. Ir a la búsqueda de aquello que nos permita sostener los mismos gestos y apuestas de siempre y construir otras maneras y propuestas necesarias para que eso que llamamos educación pueda acontecer.

Las nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación han dejado entrever una vez más su trascendencia en el mundo actual. Nos sentimos interpelados al reconocernos en un contexto de profundas transformaciones, surcado por escenarios prolíficos de imágenes y pantallas, que no sabemos cómo procesar. Registramos, pero aún no estamos pudiendo analizar, de qué manera nuestro sensorium perceptual se está modificando, atravesados como estamos por las nuevas tecnologías y los entornos virtuales.

congreso

Conscientes de las vinculaciones necesarias entre Arte y Educación, valoramos y avanzamos en búsquedas para llevar adelante propuestas cimentadas en la alfabetización múltiple.

Advertimos que los jóvenes miran e interpretan el mundo y el futuro de manera diferente a la nuestra como adultos, pero nos está costando generar ámbitos en los que podamos escuchar-nos para, de ese modo, crear condiciones básicas de comunicación y vínculos que hagan posible el enseñar.

El cubo mágico que en la genealogía de este proyecto pletórico de promesas nos dio su mano aportando identidad al mismo, seguramente nos inspirará a la búsqueda permanente, conjunta e integral de nuevos caminos, a la creatividad e innovación, en pos del fortalecimiento de la tarea de educar, puesto que armar una sola cara puede significar que el resto se desarme.

El Congreso nos convoca. Nos provoca. Nos compromete a intervenir en nuestros respectivos mundos cotidianos.

Desde este pedacito de espacio prodigioso, vasto, hoy inconmensurable y protegido Jaaukanigás, con sus secretos y memorias, desde la costa del río hasta la hondura del monte, 585 docentes y estudiantes dijimos sí al convite y nos animamos a pensar, nos alentamos a aportar, con generosidad, a cada tramo del tejido que juntos elaboramos, en cada agosto, estos que le sucedieron a aquel octubre de promesa y esperanza.