Los juegos del poder

PROVINCIALES – El Frente Progresista Cívico y Social pondrá en juego siete novedosos años de gobierno compartido entre radicales y socialistas inaugurado en el 2007 tras 24 años de gestiones justicialistas. El PRO descubrirá si la sociedad santafesina lo sigue relegando al honroso segundo puesto y el peronismo enfrentará el dilema de comenzar a recuperar viejas glorias. Por Darío H. Schueri, desde Santa Fe.
Frente consolidado
El gobernante Frente Progresista Cívico y Social está embarcado en una interna que enfrentará por un lado al socialismo inquilino de la Casa Gris y su candidato Miguel Lifschitz con el radical Mario Barletta; batalla electoral con características casi épicas.

 

Es que “La Casa Gris” (léase Rubén Galassi y Antonio Bonfatti) lograron alistar en tiempo récord a todos los sectores radicales internos tras la figura del dos veces intendente de Rosario Lifschitz, dejándole al presidente del radicalismo (en uso de licencia) Barletta la guardia pretoriana del Grupo Universidad en el Departamento La Capital, el incierto arrastre electoral de sus socios Giustiniani y Javkyn en Rosario, y las simpatías territoriales que pueda cosechar el armado del ex intendente de Santa Fe.

 

El martes 30 de diciembre todos los grupos radicales (el 90 % del Partido orgánicamente hablando) que decidieron sumarse a la candidatura de Miguel Lifschitz hilvanaron los acuerdos internos que llevarán a la Casa Gris para su definitiva costura después del 12 de enero, fecha en que volverán a reunirse para ponerle nombres y apellidos a los casilleros previamente acordados en la lista de diputados provinciales, nacionales y concejalías en las principales ciudades.

 

El socialismo obturó de movida el internismo radical pidiéndoles a todos los grupos de apoyo que a la mesa de negociaciones concurran como “Partido radical” (con la obvia excepción de Barletta) y con acuerdos internos prefijados.

 

La Casa Gris se reserva para sí el primer lugar en la lista de precandidatos a diputados provinciales para Antonio Bonfatti. De ahí en más, incluyendo el Vicegobernador, el tablero sería con fichas mixtas respetando claro está, los casilleros para los otros socios minoritarios del FPCyS (SI, Pares, PDP).

 

Dentro de ese contexto, el barquito dentro de la botella que tienen que insertar los sectores que ya comenzaron las negociaciones es Cauce Progresista (de Henn y Oliver) que se sentarán en la mesa radical solicitando a propios y extraños “racionalidad política” en la discusión de la grilla parlamentaria, y se contemple la importancia del área metropolitana santafesina a la hora de sugerir el compañero de fórmula de Miguel Lifschitz. C auce pedirá el Vice Gobernador.

 

Todo es posible de aquí a la semana del 12 de enero en que el radicalismo dentro FPCyS que enfrentará a Mario Barletta, un especie de Cid Campeador que va por la hazaña, deberá congeniar el reparto de cargos electivos entre la amplia asamblea societaria que puja por vender caras sus acciones, caso el PDP que atropella con el armado en más de 60 pueblos y ciudades.

 

Miguel Lifschitz adelantó que para la primera quincena de este mes quiere anunciar su compañero de fórmula, hoy – dicen- casi cerrado por los radicales acuerdistas, y que depararía una sorpresa territorial con incluida reparación personal.

 

En búsqueda del “properonismo”

El Pro de Miguel del Sel atraviesa, según definiera un legislador nacional, una “crisis de crecimiento”, que si ocurriera en otros Partidos con más antigüedad, bien podríamos estar hablando de “crisis interna” a secas. Tal como figurábamos la semana pasada, el Pro tiene el candidato pero carece de territorio. Y el peronismo – con quienes conversan – tiene territorio pero no encuentra el candidato.

 

De allí el tsunami que generó en el Partido de Macri el matutino rosarino La Capital al filtrar el nombre del radical disidente rosarino Jorge Boasso como destinatario de un ofrecimiento para ser el compañero de fórmula de Miguel del Sel. Inmediatamente empinados dirigentes hicieron notar su disgusto (con la supuesta operación político – periodística, no con el nominado) señalando que había sido imprudente sacar a la luz las conversaciones privadas con Boasso, toda vez que se está en franco – y auspicioso – diálogo con el peronismo para sumarle su respaldo territorial a Del Sel. Un radical en la fórmula agriaría los gestos de “los muchachos” peronistas.

 

Horas más tarde, el jefe de campaña Federico Angelini hizo saber que Boasso bien podría ser candidato a Intendente de Rosario.

 

De todos modos en el Pro las definiciones no tienen trazo grueso ni fino. El 13 de febrero encontrará al novel Partido santafesino subsumido en profundos debates internos que modelarán el perfil político con el que su líder carismático enfrentará la madre de las batallas, cuyo resultado no debería ser ajeno al complejo entramado nacional de Mauricio Macri, quien jugará en el tercer distrito electoral del País su imagen y el prestigio de su Partido, de cara a la magna contienda nacional dos meses después que Del Sel haya ratificado en las urnas – o no – su hoy liderazgo encuestológico.

 

Peronismo a la carta

En el libanizado peronismo, su abnegado presidente José Luis Freyre (que columpia en sus encontradas declaraciones con apoyos sucesivos) confía en juntar este mes a las tribus errantes en un Congreso que ordene y discipline las desbocadas voluntades de sectores que difícilmente puedan considerarse tales, estrictamente hablando, como el reutemismo o el obeidismo que gobernaron durante 16 años la Provincia.

 

Hoy, sumadas a las montoneras locales con más o menos poder de fuego, bajan desde Buenos Aires comandos fuertemente artillados como el FPV o el Frente Renovador que terminan de confundir a los futuros contendientes, que en el mejor de los casos piensan en ir a las elecciones “por afuera”, con esotéricas alianzas que no harían otra cosa que dividir los votos a favor del Pro y el FPCyS.

 

Con el primer minuto del 2015 comenzó el juego del poder en un nuevo turno electoral que, ya resulta ocioso mencionarlo, sigue consolidando el proceso democrático en la República Argentina.

Darío H. Schueri, desde Santa Fe