Dos balazos a su mujer, golpeó a su hijo y se disparó a su cabeza

EN RECONQUISTA – Dramático suceso en una conocida familia de comerciantes de la Ciudad de Reconquista, en la noche del jueves. Descontrolado, un hombre atacó a su familia y luego intentó suicidarse con un tiro en la cabeza.La esposa tiene dos tiros, el hijo un corte en la cabeza por un culatazo y el comerciante un balazo en la sien. Ejecutó varios disparos más para repeler a los policías que en actitud heroica y ayudados por la nena que les tiró las llaves desde el balcón, rescataron a la familia que se refugiaron en el local de Travesuras.

«Encontramos entre seis y siete balas servidas», nos dijo un jefe policial.

El caso sucedió en una vivienda de calle Habegger al 422 de Reconquista, a las 21:30 de este jueves 5 de mayo de 2011. Allí vive con su familia desde hace unos meses Bernabé Raúl Biasoni, 45, más conocido por su segundo nombre.

Es dueño de un conocido comercio de cotillón ubicado en calle Habegger al 1012 y de una distribuidora de productos para panadería que abastece a toda la región con su propia logística.

La mujer es Silvia Susana López. Tiene 42 años y está fuera de peligro a pesar de los tiros que recibió. Uno en la cara. Ingresó en el pómulo derecho y fue hacia la cabeza. El plomo quedó alojado contra el cuero cabelludo. El otro plomo ingresó en la clavícula y bajó hasta quedar alojado en una costilla.

El hijo adolescente, de 16 años, tiene un corte en la cabeza producto de un culatazo con el revólver que manipulaba «el flaco» Biasoni. Es un calibre 22 del que salieron «seis o siete tiros».

La cuarta persona que vivió el pánico es su nena de 12 años, clave para salvar a la familia, ya que fue quien arrojó desde el balcón las llaves que usaron los policías para rescatarlos de la locura.

Noelia Caballero y Mauricio Borda son los policías que tuvieron una actitud heroica. Estaban en un patrullero estacionados en San Martín casi Habegger cuando fueron advertidos del incidente familiar. Llegaron y se encontraron con los gritos pero no pudieron ingresar porque estaba con llave la puerta de la escalera que lleva al primer piso, donde estaban.

Todo era pánico frente a un hombre totalmente descontrolado que había ejecutado ya varios disparos, dos de ellos impactaron a su mujer. También ya había herido a su hijo en la cabeza por un culatazo del revólver. La nena, que no paraba de gritar, arrojó las llaves desde el balcón hacia la vía pública y eso facilitó que la pareja de policías pudiera ingresar, aunque tuvieron que salir corriendo porque fueron repelidos por dos tiros ejecutados por Biasoni.

Terminada la balacera y desesperados por escuchar los gritos y llantos de la familia, los policías decidieron arriesgar sus vidas para intentar sa carlos. Y salieron todos corriendo hacia el local de juegos infantiles «Travesuras». Biasoni salió al balcón, lloraba desconsolado y gritaba a su esposa que la ama. Siempre con el arma en su mano derecha.

Para evitar que viera salir a su familia, la ambulancia en la que estaba el jefe del 107, enfermero Agustín Fernández, ingresó marcha atrás hacia Travesuras y subieron a la madre con sus hijos que fueron trasladados al hospital. Biasoni estaba en calzoncillos, descalzo y con remera blanca. El pantalón había quedado tirado en la escalera que va hacia la calle y sus paredes ensangrentadas. Semidesnudo y ya solo en la casa salió al balcón donde estuvo un rato gritando el amor que siente por su mujer y llorando desconsolado, siempre con el arma en la cabeza.

El comisario Zuberbuller se puso el chaleco antibalas y se acercó por la vereda hacia el balcón para intentar convencerlo que desista de su actitud. -«No , no quiero ir preso, no puedo ir más preso, boludo», le contestó llorando. Aparentemente ya tiene antecedentes de violencia familiar. Tras ese intercambio de palabras entre llantos, levantó la remera con su mano izquierda, secó las lágrimas, luego levantó esa misma mano y saludó. Desde ese mismo balcón que había caminado sin parar de un lado a otro, finalmente dio un paso hacia adentro, se tiró de cola hacia el sillón del living comedor e inmediatamente se pegó el tiro en la cabeza, en la misma sien derecha a la que apuntó en todo momento.

Tras escuchar el disparo, los policías corrieron hacia el interior del departamento ubicado en ese primer piso de Habegger al 422.

Lamentablemente en ese momento no había médicos ni enfermeros, ya que habían ido a llevar a los otros tres miembros de la familia. Finalmente llegó la ambulancia y rápidamente bajaron al herido envuelto entre sábanas como ya lo tenían listo para ganar tiempo, sin esperar a trepar con la camilla. Vimos a Biasoni con sangre en el rostro. No se escuchó ni un quejido. Así lo llevaron hacia el hospital, donde ya estaban advertidos de la gravedad. Inmediatamente lo ingresaron a cirugía, agonizando. Su estado es «reservado». Hay que esperar un milagro, nos dijeron.

Un policía nos contó que Biasoni estaba bajo tratamiento psiquiátrico. Biasoni, su mujer y el hijo adolescente quedaron internados en el hospital, mientras que la nena se fue a descansar a la casa de su madrina.

El mayor de los hermanos, Franco, 20, vive y estudia en Santa Fe, donde recibió la dura noticia y emprendió urgente viaje hacia Reconquista.

INTERNADOS
Tanto Raúl Biasone como Silvia López permanecen internados en Terapia Intensiva del Hospital. El hombre está grave y su estado sería irreversible.

Bernabé Raúl Bianone está internado en Terapia Intensiva con muerte cerebral. De acuerdo a los familiares, el estado es prácticamente irreversible.

En tanto que su esposa, Silvia Susana López, también está internada en terapia, pero fuera de peligro. Tiene un disparo en uno de los hombros y otra bala ingresó desde el pómulo hacia arriba y quedó alojado contra el cuero cabelludo. Quedó internada en este sector, sólo por consejo médico, y para evitar el contacto con los familiares y amigos que acompañan esta familia, desde los primeros minutos.

Gianluca de 16 años, sufrió un corte en la cabeza producto de un golpe que le dio su papá. Le pusieron cuatro puntos de sutura.

Gustavo Raffín