
Por Agustina Macuglia
La dinámica de nuestra respiración es fundamental para nuestro bienestar físico, psíquico y emocional, para los estados que atravesamos y cómo llevamos el día a día. Aprender a observar y a usar conscientemente nuestra respiración puede ser una herramienta poderosa para gestionar el estrés, mejorar la salud muscular y conectar con el presente.
Una aliada para la calma
Cuando inhalamos, permitimos que ingrese oxígeno hacia nuestro cuerpo, lo que es vital para el funcionamiento de todos los órganos, tejidos, músculos, y otras partes de nuestro organismo, pero también ayuda a regular nuestras emociones, la rapidez con la que elaboramos pensamientos, si estamos tensos, con ansiedad, pánico o angustia. Esto es porque con la inhalación manejamos el tiempo y podemos prolongar la acción de inhalar, enviando señales nerviosas al cerebro para que nos relajemos.
Es la respiración que tenemos de bebés, para dormir, es esa forma lenta y profunda de respirar que indica, como el ronroneo gatuno, que todo está bien, que estamos seguros y podemos descansar.
Exhalar: el acto de soltar
Cuando exhalamos, eliminamos el dióxido de carbono que nuestro cuerpo no necesita, eliminamos lo que ya no nos sirve, nos liberamos de algo que no nos corresponde. Nos permitimos limpiar para dar espacio a un nuevo ingreso de aire. Y así, el ciclo se reinicia.
Si la exhalación es profunda, la próxima inhalación va a permitir que los músculos comiencen a destensarse. Lo importante es la repetición de este proceso.
El trabajo que realiza nuestro cuerpo al respirar
Pero, como también es algo involuntario, y muchas veces inconsciente, no nos damos cuenta de todo el trabajo que nuestro cuerpo realiza a la hora de respirar, específicamente la musculatura que se ejercita. Si respiramos acelerados, estos músculos trabajarán acelerados, lo que implica una demanda muy activa que suele derivar en tensiones ya que estos músculos no llegan a relajar de una forma correcta.
De hecho, muchas de las contracturas que tenemos en la espalda se originan en los músculos involucrados en el proceso de respiración. Cuando éstos se fatigan, solemos sentir mareos, mucho agotamiento, sensación de pánico o ansiedad.
Observar y modificar nuestra respiración puede ayudar a aliviar muchas de estas molestias físicas y emocionales.
Respiración y movimiento: una combinación potente
También el control de la respiración se aplica muy bien cuando estamos entrenando, moviéndonos, o haciendo algún tipo de actividad física. Permitimos que la musculatura en trabajo se recupere más rápido y de mejor forma y no nos fatigamos tanto en el proceso ni después cuando nos enfriamos.
Para cerrar
Para mí, la respiración ayuda a conectar con nuestro presente. Nos recuerda que estamos acá, ahora, que todo está en orden. Prestar atención a cómo respiramos no requiere de grandes recursos ni conocimientos técnicos. Solo tiempo, conciencia y voluntad de escucharnos.
Así que la próxima vez que se sientan sobrepasados, con tensión o mucho estrés, recuerden detenerse un momento, respirar profundo y volver a su ritmo. A su proceso vital, a la pausa, al refugio personal.
Agustina Macuglia (29), nacida en Las Toscas, Santa Fe. Es masajista corporal y facial, bailarina y docente de danzas, formadora en tecnicas del masaje, escritora y creadora de contenidos sobre el universo del bienestar y el cuidado del cuerpo. Vivió en Rosario de 2014 a 2024 y en México desde fines del 2024 a mediados del 2025.
