El Gauchito Gil y la devoción del 8 de enero

La muerte del gaucho Antonio Plutarco Cruz Mamerto Gil Núñez, ocurrió en las década de 1870 y generó una leyendas que con el tiempo se convirtió en una de las mayores devociones de fe pagana de Argentina.

Claudia Boente, referente técnica en Turismo Religioso del Ministerio de Turismo y Deportes de la Nación, señaló que hay tres versiones distintas de la historia del Gauchito Gil. «Hay coincidencia en que por el año 1847, aproximadamente, lo empezaron a perseguir porque él no se quería alistar en el ejército en la lucha entre Unitarios y Federales, y había sido convocado por el ejército federal, pero como no estaba de acuerdo con ese enfrentamiento decidió huir con dos compañeros».

El ejército lo encontró y lo mató el 8 de enero en un año impreciso de la década del ’70 del siglo Siglo XIX, se estima que en 1878, y esa es la fecha de su fiesta en Mercedes, Corrientes, ya que había nacido cerca de esa ciudad. «Hay una versión que dice que lo ataron a un poste o un árbol y dispararon pero ninguna bala le entró al cuerpo, porque decían que era devoto de San La Muerte y las balas no le entraban, entonces lo degollaron», contó.

«Otra versión es que después de varios intentos de fusilamiento una bala le entró en el corazón», continuó, y añadió que «la tercera es que fue colgado de un algarrobo y degollado, porque decían que además tenía el poder de hipnotizar a la gente».

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Pero al margen de la forma en que murió -algo no documentado pero que forma parte de la leyenda- la devoción surge de una anécdota, según la cual le pidió al soldado que no lo mate y ante la negativa de este el Gauchito le dijo: ‘Cuando llegues a tu casa vas a recibir la noticia de que tu hijo está muriendo por causa de una enfermedad; rezá por mí y tu hijo se va a salvar, porque hoy vas a estar derramando la sangre de un inocente’.

En esa época se creía que invocar la sangre de un inocente era milagroso. Al llegar a su casa en Mercedes, el comisario encontró a su hijo enfermo, rezó por él en nombre del Gauchito Gil y su hijo se curó. El comisario volvió adonde estaba el cuerpo de Gauchito Gil, le pidió perdón y realizó un altar bajo el árbol en señal de su agradecimiento.

Este misma muestra de fe es la que se replica en las rutas de todo el litoral argentino, con altarcitos bajo los árboles que se destacan en en el camino por los pañuelos rojos que los adornan.

Fuente: rosarioplus.com