Villa Ocampo: Se realizó el acto oficial por el Día de la Patria

Se llevó a cabo en la ciudad de Villa Ocampo el acto oficial por el 25 de Mayo, Día de la Patria, con la presencia de autoridad municipales.



A continuación, el mensaje de BERNARDO VILLALBA, responsable del Área de Coordinación y Gestión Municipal.

Conmemoramos hoy 210 años de un hecho fundacional en la historia de nuestra Patria. El 25 de mayo de 1810 es la fecha culminante de un proceso en el que se conjugaron hechos políticos y corrientes de pensamiento que determinaron la conformación del primer gobierno patrio que expresó, además, la concepción del principio de soberanía popular.

La noticia de que ya no había autoridades en España que gobernaran en nombre de Fernando VII – cautivo de Napoleón – se conoció en Buenos Aires y promovió el reclamo de un Cabildo Abierto para decidir el futuro, en un clima caldeado que dividió a los «peninsulares» de los «americanos».

Había, en aquella sociedad colonial, rencores acumulados: indios y negros, marginados de toda consideración social; criollos –civiles, militares y religiosos- oprimidos por la burocracia realista y las mujeres, sometidas a una vida sin acceso a lo público.

Esa caldera social sumó presión hasta que los hechos mundiales la hicieron explotar y entonces surgió una nueva organización social y política. Un inmenso imperio de dimensión continental se derrumbó como un castillo de naipes –desde México a Buenos Aires, pasando por Caracas, Quito, Chuquisaca, Asunción y Santiago- y las fuerzas contenidas y reprimidas se liberaron. Todos los americanos utilizaron un mismo argumento: sin rey, el virrey carecía de legitimidad y el «soberano» pasaba a ser el pueblo. La Revolución de Mayo instaló, en fin, un nuevo principio político: el del pueblo soberano, el de la «retroversión de la soberanía en los pueblos».

Hoy, nuestra Plaza como tantas y tantas en el país, se muestran desoladas y casi vacías. Un escenario inédito a escala mundial provocado por una pandemia de dimensiones y alcances desconocidos nos ha replegado, confinado y limitado el ejercicio de nuestras libertades en actividades cotidianas y sociales. Esta realidad en un marco de extrema «excepcionalidad» ha puesto a prueba nuestra capacidad de organización, nuestra voluntad de coordinar, planificar y ejecutar acciones conjuntas, nuestra predisposición al diálogo, nuestro compromiso social y el ejercicio de nuestra solidaridad social. En nuestra ciudad, la Junta Local de Protección Civil creada por Ordenanza Municipal, se constituyó en el ámbito de definición de las medidas que, en el marco de lo establecido por las normas superiores de carácter nacional y provincial, se orienten a la prevención de la salud, al fortalecimiento del sistema sanitario y de emergencias, a la eficiencia de los controles y la aplicación de los protocolos en las actividades habilitadas y a garantizar la seguridad que permita una convivencia pacífica y el resguardo de los derechos de cada uno de los habitantes de nuestra ciudad.

Ha sido y es un desafío permanente abordar un trabajo conjunto con sentido de responsabilidad social, donde cada una de las instituciones que integran esta Junta a través de sus representantes, asume un compromiso como parte de un Sistema de Protección Civil conformado, además, por todos los ciudadanos de nuestra ciudad. El éxito de las acciones que se impulsan se vinculan, pues, con el grado de responsabilidad social y de compromiso ciudadano de cada uno de los ocampenses. Siempre en el marco del Estado de Derecho que define a la Democracia como forma de gobierno y como estilo de vida, es fundamental desarrollar la disciplina social como sustento y pilar de la eficacia de las medidas que se planifican y se adoptan. La disciplina no es obediencia; la obediencia tiene un sentido vertical, las medidas se imponen sin discusión ni debate y es propia de los sistemas autoritarios y represivos. La disciplina es y debe ser horizontal; exige cohesión, ejercicio responsable de los derechos ciudadanos y cumplimiento de las obligaciones emergentes, capacidad de construcción colectiva atendiendo a las necesidades del conjunto en una sociedad donde la autoridad y el liderazgo se ejercen con respeto a la ley y con búsqueda de consensos a través del diálogo y la participación permanentes.

Este contexto, en esta fecha central e inaugural de las efemérides patrias, debe permitirnos una reflexión acerca de la profundidad y el alcance de nuestra conducta cívica. Podemos preguntarnos, en algún espacio y momento del aislamiento impuesto, qué grado de involucramiento tenemos en el desarrollo de nuestras instituciones públicas y privadas, qué aporte realizamos de nuestro tiempo y de nuestras ideas para mejorar las actividades sociales, económicas, culturales, educativas, deportivas, recreativas y proyectar nuevas acciones que aporten a nuestro crecimiento como comunidad ; podemos interrogarnos hasta dónde esas ideas se plantean sólo en el plano de lo discursivo o testimonial desentendiéndonos de una participación activa y decidida que transforme a la idea en obra; podemos cuestionarnos cuánta urgencia imponemos en el reclamo de nuestros derechos y cuánta energía y predisposición ponemos en el cumplimiento de nuestras obligaciones; podemos interpelarnos, individual y colectivamente, cuánto hacemos por satisfacer nuestros intereses personales y cuánto por contribuir a la concreción de los intereses, objetivos y sueños colectivos y así concluir cuánto hay de mezquindad y egoísmo y cuánto de generosidad y altruismo en nuestras conductas.

La pandemia, además, nos exige replantearnos nuestro futuro como comunidad y como ciudad inserta en una región de enormes potencialidades, con extraordinarios recursos humanos y naturales. Podemos revalorizar y fortalecer el desarrollo de la actividad turística, dentro de un nuevo paradigma que acentuará como elementos centrales el contacto con la naturaleza y con el aire libre, elementos que distinguen al Jaaukanigás del que somos su corazón y del que debemos «apropiarnos» y profundizar nuestro sentido de pertenencia hacia un paisaje que no sólo es natural sino cultural y forma parte de nuestra identidad ; impulsar actividades productivas asociativas con valor agregado y fomentando la cultura del trabajo como factor imprescindible que garantice la inclusión social, articulando de manera armónica y coordinada al sector público con el privado; desarrollar acciones transversales de protección del medio ambiente, con el reciclado de residuos, implementación de un plan integral de arbolado público y aplicación de medidas de preservación y de conservación de nuestros recursos naturales, entre otras. Promover la conciencia ecológica y desarrollar la educación ambiental pueden constituir nuestro aporte sustancial para prevenir, desde nuestra pequeña aldea, los efectos devastadores del cambio climático, esa otra «pandemia» en apariencia también invisible que amenaza a la humanidad. Este aprendizaje y este ejercicio de construcción cotidiano que nos impuso la emergencia y que desafió nuestra capacidad y nuestra voluntad, nos permite creer que podemos tejer, con paciencia y constancia, ese futuro que queremos alcanzar como resultado de una construcción colectiva.

La «excepcionalidad» de hoy no puede transformarse en la «nueva normalidad» de mañana. La normalidad debe ser, con mucho más fuerza, la movilización social en el marco del respeto a la Constitución Nacional que reflejó aquel «contrato social» de la Revolución de Mayo ratificado en la Declaración de la Independencia de 1816, con respeto al federalismo, a la división de poderes, a la igualdad ante la Ley, al funcionamiento pleno de las Instituciones de la República, a la transparencia de los actos de gobierno y a la participación ciudadana. El «Quedate en casa» de hoy no puede transformarse en la versión pandémica de aquella regla «de casa al trabajo y del trabajo a casa»; no pude ser un mensaje que transmita miedo y promueva el inmovilismo desde un Estado paternalista que avasalle derechos y libertades. Aquellos cabildantes de Mayo no se quedaron en casa: fueron a gritar y a exigir el ejercicio de la soberanía popular que rompió las cadenas con el imperio español; los congresistas de 1816 no se quedaron en casa: fueron a una lejana Tucumán, desafiando distancias y enfermedades aún más temibles que la que enfrentamos hoy y allí, en una «vieja casa» juraron por nosotros y por los tiempos la Independencia de España y de «cualquier otra dominación extranjera»; no se quedaron en casa y fueron multitudes en calles y plazas quienes lucharon por sus derechos sociales y políticos, quienes pidieron y piden Justicia y quienes exigieron y celebraron la Democracia y el respeto a los Derechos Humanos; no se quedaron en casa nuestros ex combatientes y Héroes de Malvinas que aceptaron el llamado de la Patria con valor desafiando al frío, a la improvisación y a la locura de dictadores con valentía y entereza.

El futuro nos exige plantear una nueva «retroversión de la soberanía» que asegure la más amplia participación ciudadana en un diseño colectivo y democrático que mejore los canales de representación y permita ejercer en plenitud el «poder de construcción», elemento esencial del sujeto democrático.

Así como aquel Cabildo Abierto dio inicio a la construcción republicana y al concepto de ciudadanía, se transforma en una referencia insoslayable y significativa para este grave momento de nuestra historia y es también un desafío para revertir la decadencia y la resignación.

Desde nuestra ciudad, exhibiendo nuestro trabajo comprometido, participativo y solidario, podemos mostrar nuestra fortaleza y ser un faro para iluminar el tiempo que viene. Será nuestro homenaje a la Patria, para sentir como decía Borges que «Nadie es la Patria, pero todos lo somos». Y cuando nos preguntemos o nos pregunten dónde está la Patria, podemos responder y respondernos, como escribió Julia Prilutzky Farny, que «allí donde partir es imposible,/ donde permanecer es necesario,/ donde el barro es más fuerte que el deseo de seguir caminando,/ donde las manos caen bruscamente/ y estar arrodillados es el descanso,/. . .donde nunca se está del todo solo,/ donde cualquier umbral es la morada./ Donde se quiere arar. Y dar un hijo./ Y se quiere morir, está la Patria.

¡Muy Feliz Día de la Patria!!! Y que Viva la Patria!!!