La situación de los trabajadores de la salud en todo el país

La pandemia desnudó la extrema vulnerabilidad del sistema sanitario a nivel mundial.

En Argentina, los recursos destinados a salud son claramente insuficientes para la atención del pueblo trabajador. En un escenario de pandemia esta situación se agrava.

No hay precisiones sobre el número de respiradores disponibles en el país pero se estima que serían menos de 10.000 para una población superior a los 44 millones. En este punto vale mencionar que el 31 de marzo el gobierno nacional pagó deuda por un monto equivalente a 25.000 respiradores, 14 veces el monto de la partida especial para salud.

A esto hay que añadirle los escándalos que se han conocido de las compras con brutales sobreprecios como, por ejemplo, el del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, que adquirió barbijos a $3000 cada uno en medio de la pandemia.

La falta de elementos de protección personal recorre a todos y cada uno de los centros de salud del país. No es casual que el país tenga una elevada tasa de contagio entre los profesionales (864 contagiados, 9 fallecidos)

La falta de personal es otro punto crítico.

El pluriempleo es una constante en la actividad debido a los bajos salarios.

Los profesionales de la salud privada sufren las mismas urgencias que los del sector público: bajos salarios, pluriempleo, ausencia de Elementos de Protección Personal (EEP). Es extendida la precarización laboral bajo modalidad de monotributistas: sin ningún beneficio de convenio, ni vacaciones pagas y, en algunos casos, ni ART. Además cobran por producción, con lo cual sus ingresos mermaron en proporción a baja en las atenciones dispensadas en el marco del aislamiento. Lo mismo vale para las obras sociales.

El gobierno solo anunció el pago de un bono miserable a todo el personal de Salud que, rápidamente, se convirtió en un bono de alcance restringido.

Este cuadro encuentra a los trabajadores de la Salud en la primera línea de fuego frente al coronavirus. Los reclamos recorren los centros de Salud de todo el país, públicos y privados. El pedido de universalización del bono toma cuerpo entre los trabajadores. Al igual que el planteo de no tomar tareas si no se cuenta con el EPP, el pase a planta permanente, la reapertura de paritarias y la centralización del sistema sanitario.

Aún no atravesamos el pico de contagios y el sistema de Salud da muestras de extrema vulnerabilidad.

SALUD

SANTA FE

La crisis sanitaria desatada con el Covid 19, vino a tirar por la borda el planteo levantado durante años por el Frente Progresista (con el médico y ex gobernador Binner a la cabeza) y ahora también, por el gobierno del PJ: la falsa afirmación de que Santa Fe cuenta con un sistema de salud público sólido y con recursos y personal suficiente.

Perotti tuvo que admitir que el 73% de las camas de terapia intensiva corresponden a las clínicas privadas. Y esto en el mejor de los casos, ya que contabilizó nuevas camas de cuidados intensivos creadas en las últimas semanas de dudosas condiciones, y una porción de ellas sin respiradores.

Además que, por sobre todo, no considera la ocupación ya existente de esas camas de terapia intensiva. El gobierno provincial indicó que con reprogramaciones de operaciones y con la reducción de la circulación social, la ocupación de las camas de cuidados intensivos se redujo de un 80 o 90% a un 60%.

Por lo tanto, en el mejor de los casos, ese 40% son efectivamente alrededor de 100 camas libres para cuidados intensivos en toda Santa Fe, para una provincia con más de 3 millones de habitantes. La estadística publicada por todos los medios de comunicación, que indican que Santa Fe cuenta con 4,7 camas cada mil habitantes, no solo demuestra la insuficiencia (ya que la recomendación es de 8 a 10 camas cada mil habitantes), sino que oculta que esta cifra se alcanza cuando se suma el sector privado que es el mayoritario.

El inmenso crecimiento de grupos empresariales como el grupo Oroño de Rosario, contrasta con el brutal vaciamiento de los hospitales públicos, tanto provinciales como municipales y la flexibilización y precarización laboral de los profesionales de la salud. La superexplotación y flexibilización laboral, la necesidad de contar con más de un trabajo por los bajos salarios, la falta de elementos de bioseguridad, ha derivado en un cóctel explosivo: el 21% de los contagios de Covid 19 en Rosario, corresponden a personal de Salud. Es incluso una cifra que está por encima de la media nacional.

Fuente: Prensa Obrera