Salvador Distefano: «Perdidos en el Fondo, las 3 R»

El gobierno está atravesado por las 3 R. Reactivación que no llega. Renegociación del acuerdo con el FMI que se demora. Reestructuración de la deuda que está estancada. El gobierno está bastante confundido, no hace pie en lo económico, y el debate puertas adentro ayuda poco. La suba de retenciones será un escándalo.

El gobierno argentino luce perdido en la economía doméstica, en su relación con el FMI y en la renegociación de la deuda. Reactivar, renegociar el acuerdo con el FMI y Reestructurar la deuda se ha tornado un problema difícil de encauzar.

La primera R. La economía argentina no está mostrando signos de reactivación, la falta de señales concretas para incentivar la inversión hace que los emprendedores se tomen su tiempo para iniciar nuevos proyectos. No hay créditos a tasas atractivas, y tampoco empresas con carpetas presentables para garantizar financiamiento a mediano plazo.

Los precios internacionales no paran de caer, el complejo energético, petróleo y gas se ubican en niveles muy bajos a nivel internacional, esto, sumado a la falta de una ley de hidrocarburos que le otorgue mayor seguridad jurídica a Vaca Muerta, hace que nada se mueva en ese ambiente.

El complejo de granos y cereales está con precios súper deprimidos, y no luce nada bien que cuando un sector anda mal, el gobierno le pegue en el piso; esto es lo que sucede con la soja y las retenciones. El precio de la soja no para de caer y el gobierno, preso de su relación con el Fondo Monetario Internacional, desea subir retenciones. Ojalá no triunfen los burócratas del FMI, porque si ello ocurre, el presidente se comprará un problema político de cara a todo su mandato con el campo. Si bien es cierto que en el campo hay pocos votos, a no olvidar que es el sector que genera el 60% de las exportaciones, y este gobierno sin dólares de la balanza comercial es un fracaso.

La industria está lejos de mostrar una mejora en la actividad económica, con un dólar que poco ayuda para exportar. En el mes de enero las exportaciones cayeron el 0,8% y las importaciones descendieron el 16,1%. Está claro que muy pocos están importando bienes de capital e intermedios para invertir en las empresas. Las empresas del conocimiento gracias a los cambios en la ley de la economía del conocimiento también ingresaron en la oscuridad.

En resumen, sin reactivación a la vista, solo el turismo interno goza de buena salud, y el resto acomodando las ventas para ganar mercado, pero poco dinero.

La segunda R tiene que ver con renegociación con el FMI. Si bien hay buena relación entre el FMI y el gobierno, los economistas del fondo siguen siendo burócratas que no conocen las estructuras productivas de los países. Solo miran la hacienda pública, opinan qué gastos bajar y qué impuestos subir. En este contexto se juegan la carta de subir las retenciones, buscando ingresos por U$S 475 millones que son una migaja si tomamos que en el año 2019 el gasto público ascendió a U$S 67.378 millones, contra ingresos de U$S 65.749 millones. El déficit fiscal primario del año 2019 fue de U$S 1.589 millones.

Si el FMI cree que recaudando U$S 475 millones por aumentar las retenciones a la soja cambia la historia está muy equivocado, enfrentará al gobierno con el campo, la ecuación económica de sembrar soja no cierra en todo el territorio del país, y el área sembrada de la próxima campaña disminuirá o se sembrará con menos tecnología lo que afectará la producción de cultivos futura.

En la escala global, la devaluación de Brasil, hace que este país se lance a producir más soja para las próximas campañas. Brasil piensa, este año, cosechar 125 millones de toneladas de soja. Hace 5 años atrás hacia 97 millones de toneladas de soja, Argentina le está regalando el mercado mundial a Brasil, por nuestras torpezas impositivas. La clase política Argentina le hace ganar precio y mercado al productor de Brasil, nos cantan “Argentina decime que se siente, nosotros producimos más, ahora vendemos a mayor precio, ustedes al descenso se van”

Argentina es el único país del mundo en donde los agricultores pagan para exportar. Estados Unidos, en los últimos dos años, les dio subsidios a los agricultores por U$S 28.000 millones, y parecería que extenderá los subsidios para la campaña 2020. En el año 2013, Estados Unidos producía 83 millones de toneladas, el año pasado produjo 97 millones con una mala cosecha, un año atrás 121 millones, otro país que agradece a nuestra clase política.

En Argentina, hace 5 años atrás producíamos 57 millones de toneladas de soja, para esta campaña se estiman 53 millones de toneladas de soja. Claramente seguimos estancados en soja, regalando precio a los brasileños y americanos que todos los años producen mayores cantidades y nos ganan mercado. Somos la familia Miranda, miramos cómo los demás ganan dinero por nuestros errores.

A pesar de todos estos argumentos, el FMI quiere subir las retenciones a la soja, está empecinado en matar la producción, y el gobierno nacional, sin estrategia y perdido en el Fondo, le podría dar la derecha, una verdadera lástima que el presidente esté hipotecando su futuro político.

Por último, está la R de reestructuración de la deuda pública, en este ítem está más perdido que nunca. Los acreedores se habían entusiasmado con una reestructuración a la uruguaya, sin quita de capital e intereses, y solo modificando plazos con años de gracia. Esta opción no está más disponible. Sin embargo, el gobierno desea un acuerdo rápido, sin ceder en nada, y aplicando quitas al capital, intereses y años de gracia. No parece nada sencillo.

El plazo de la negociación es incumplible con los objetivos que se fija el gobierno. Los acreedores quieren que los bonos coticen por encima del 50% de paridad, de lo contario no habrá negociación posible. Han solicitado un endulzante para negociar, pero la Argentina no tiene un peso, y el FMI difícilmente acceda a prestar dinero para reestructurar la deuda.

Conclusión

Estamos perdidos en el fondo, sin negociaciones cierta para llegar a un acuerdo con el FMI y menos aún con los acreedores externos. El gobierno consumió sus dos primeros meses de gobierno en declaraciones sin efecto en el mercado. Se vio beneficiado por el acuerdo entre Estados Unidos y China, pero apareció el cisne negro del Coronavirus. La reactivación no aparece, y hasta los gobernadores se quejan de la falta de actividad económica.

Es falso que no hay plan económico, el plan de incentivar la demanda, cepo al dólar, congelar las tarifas, bajar la tasa de interés e incrementar gastos no está dando resultados. Se necesita un plan para incentivar la oferta, liberar el tipo de cambio, llevar las tarifas a precios reales y bajar el gasto público. Ya tuvimos un fracaso hace años atrás por probar con el gradualismo, hoy estamos en un gradualismo parecido, cedemos con el FMI, podemos caer en cesación de pagos y la economía no reactiva. Es tiempo de un acuerdo nacional, y un giro hacia el realismo, el gradualismo fracaso y seguirá fracasando.

Salvador Di Stefano

Asesor en Negocios, Económico y Financiero tanto de empresas de la ciudad y la región; como de individuos y empresas familiares ligadas al comercio, industria y campo.