En Argentina el 75% de los pacientes con EPOC desconoce su diagnóstico

La EPOC (Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica) es una enfermedad respiratoria prevenible y tratable caracterizada por la presencia de síntomas respiratorios crónicos y alteración de las pruebas de función pulmonar. En el mundo más de 64 millones de personas la padecen y para el año 2030 se convertirá en la cuarta causa de muerte. La mayoría de las muertes ocurren en países de ingresos medios o bajos. Fue la enfermedad de tenía Sandro.



Esta inflamación crónica es la consecuencia de la inhalación repetida y por tiempo prolongado de diferentes agentes nocivos de los cuales el más común es el humo de tabaco, pero también el humo de biomasa (leña y similares), polución ambiental y del ámbito laboral. Muchos pacientes padecen además enfermedades concomitantes relacionadas al hábito de fumar o que aumentan el riesgo cardiovascular, lo que produce una evolución más compleja de la EPOC que requieren un enfoque más amplio que el del neumonólogo.

Los síntomas más frecuentes son la dificultad para respirar al realizar actividades cotidianas, tos, expectoración (catarro), y con menor frecuencia, silbidos en el pecho. El diagnóstico se hace con la realización de una espirometría, prueba sencilla que requiere un esfuerzo respiratorio en reposo y que demuestra la obstrucción de los bronquios que ocasiona la inflamación crónica. Muchas veces los síntomas son leves y aparecen antes de la alteración de los estudios y las «crisis respiratorias» (exacerbaciones) pueden preceder o ser el primer evento de la enfermedad.

Según el estudio EPOCar, el primero en arrojar resultados sobre esta enfermedad en Argentina, en nuestro país la incidencia es del 14,5% y el 75% de los pacientes que fueron diagnosticados desconocían ser portadores de esta patología. También sabemos que muchas veces el diagnóstico no se hace por falta de sospecha por parte de los médicos. Un ejemplo muy gráfico de ello es que casi todas las personas que consultan con síntomas torácicos serán sometidas a la realización de un electrocardiograma (ECG), no así a una espirometría. Además, la incidencia de tabaquismo no disminuye o lo hace muy levemente, por lo tanto, el riesgo para las generaciones futuras persiste.

La EPOC no tiene cura, las terapias apuntan a mejorar la calidad de vida, evitar las exacerbaciones (crisis), disminuir la progresión de la obstrucción bronquial. Dejar de fumar es la medida que más impacta en la sobrevida del paciente. Además, recibir vacunación contra la gripe y la neumonía ha demostrado reducir las exacerbaciones.

Los broncodilatadores y los corticoides inhalados son la piedra fundamental del tratamiento, pero en los casos más severos pueden requerirse drogas de uso vía oral. La administración de oxígeno, cuando es indicado, es otra de las medidas que mejora la sobrevida de pacientes en etapas avanzadas. Y la rehabilitación pulmonar (plan de ejercicio controlado y acorde) en todas las etapas reduce las internaciones y mejora la calidad de vida.

Curiosidades sobre la EPOC

El concepto de EPOC explica la característica más importante de este síndrome, que también puede ser mencionado como enfisema, bronquitis crónica, asma /EPOC (superposición).

No todas las personas tienen todos los síntomas, además los síntomas no son exclusivos.

En las personas que nunca fumaron, debe tenerse en cuenta que el uso de leña para cocinar o para calefacción puede ser un factor de riesgo (sobre todo en zonas rurales), el trabajo con exposición a humo también (fabricación de ladrillos, carbón).

Como muchas personas pueden tener la enfermedad y desconocerlo la realización de una espirometría en pacientes de alto riesgo y en aquellos con síntomas como los ya mencionados debe inducir a la realización de este estudio.

No todas las personas que están expuestas a los factores de riesgo van a padecer la enfermedad, ya que la susceptibilidad individual es determinante.

Con respecto al género de los pacientes, la enfermedad está aumentando en las mujeres y es más severa y con evolución más rápida.

Siendo descripta como una enfermedad prevenible, es a la prevención hacia donde deben dirigirse todos los esfuerzos. Fundamentalmente deben sumarse acciones preventivas intensas, dirigidas a evitar el inicio del hábito de fumar y a detectar personas susceptibles expuestas a humo de biomasa (leña y similares), sobre todo niños.

Además, sospechar la patología con más frecuencia, interrogar los hábitos hogareños, laborales, interrogar acerca del uso del cigarrillo electrónico en adolescentes -fuente de futuros adictos a la nicotina- y reforzar las políticas libres de humo son acciones fundamentales.

Asesoró: Dr. Walter Mattarucco (MN 80161 MP 11506) – Sección de Enfermedades Obstructivas de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria.