Salvador Distefano: Los efectos de la tasa alta en la economía

El Banco Central salió a defender la suba de tasas de interés, el congelamiento de la base monetaria, y el equilibrio fiscal. En estos tres pilares se sustenta la política monetaria, que está dando como resultado un precio del dólar con menos volatilidad, sin embargo, el costo es una recesión extrema, que no vivimos desde el año 2002 a la fecha.

El Banco Central congelo la base monetaria, y esto obliga a que todos nos manejemos con la misma cantidad de pesos desde hoy a mediados del año que viene, salvo que, los agentes económicos decidan desprenderse de los dólares y pasen a buscar pesos por la tesorería del Banco Central.

Por el momento, no parece que haya muchos inversores decididos a esta operatoria, sin embargo, hay algunos síntomas que se observan en la plaza.

En primer lugar, la compra de dólares por parte del público disminuyó notablemente, los argentinos han visto perder fuertemente el poder adquisitivo de su salario, y las empresas no tienen la rentabilidad de hace meses atrás. Esto derivo en un duro ajuste en las economías familiares y los negocios, que generó falta de excedentes para invertir en moneda extranjera.

En segundo lugar, la tasa de plazo fijo trepo a niveles del 50% anual, esto desincentiva la compra de dólares, pero también logra una tasa prohibitiva para tomar financiamiento, y esto retroalimenta la recesión.

En tercer lugar, los especuladores se han bajado parcialmente de la especulación en el mercado de dólar futuro. A principio de mes en la posición octubre del año 2018 había vencimiento de U$S 1.740 millones en el mercado de dólar futuro, este monto descendió a U$S 934 millones. Los especuladores no ven un dólar que se desmadre para fin de mes, aunque siguen apostando por subas para los meses de noviembre y diciembre.

En cuarto lugar, el gobierno conseguiría aprobar el presupuesto 2019, y en breve se desembolsarían del FMI dos cuotas de U$S 6.700 millones, de dicho total aproximadamente unos U$S 4.000 millones se canjearían por pesos.

En quinto lugar, el Banco Central confía en que el dólar bajaría a la base del canal que se propone definir con la cotización del tipo de cambio. Si la cotización del dólar baja a la zona de $ 35,00, el Banco Central procedería a comprar dólares, y en contrapartida emitiría $. La circulación monetaria se ubica en los $ 750.000 millones, si el Banco Central compraría de aquí a fin de año unos U$S 4.000 millones, la circulación monetaria crecería en $ 140.000 millones, eso implica una suba cercana al 20%, esto le daría más liquidez a la plaza, la tasa de interés podría descender y la actividad económica debería mejorar.

En sexto lugar, la política de restricción monetaria y altas tasas de interés nos obliga a un tipo de cambio bajo que no favorece las exportaciones, otra vez nos volvemos a equivocar, y el gobierno se vuelve a enamorar del tipo de cambio bajo. Esto es pan para hoy, hambre para mañana.

Conclusiones
Queda claro que el gobierno no puede hacer bajar el tipo de cambio subiendo la tasa de interés y vendiendo dólares en el mercado de futuros. Para bajar el dólar necesita vender dólares en el mercado de contado, para ello necesita de los desembolsos del FMI.

Para los meses de noviembre y diciembre el gobierno contará con dólares para vender y de esta forma tendrá a un dólar controlado. La pregunta obligada sería ¿Qué pasaría cuando el gobierno carezca de dólares para vender? Es muy probable que volvamos a la alta volatilidad del tipo de cambio.

Se abre una ventana de tiempo entre los meses de noviembre y diciembre, para que el gobierno controle el tipo de cambio vendiendo parte de los dólares que recibe del FMI. Sin embargo, en los meses de enero y febrero la escasez de dólares se volverá a sentir, y el mercado tendrá más volatilidad.

El mercado nos dice que los particulares no demandan pesos, y que los inversores están en modo desconfianza acopiando dólares como única herramienta de inversión a largo plazo, las razones sobran, a saber:

1) Estamos a un año de la elección presidencial, y a 10 meses de las primarias presidenciales. La figura de la expresidenta crece en las encuestas, y esto pone nerviosos a muchos inversores que salen a acopiar dólares.

2) La recesión que se avecina es la más importante desde el año 2002 a la fecha, esto trae reminiscencias negativas en el imaginario social, que van desde el corralito a la maxidevaluación (de 1 a 4), nada de esto va a ocurrir, pero muchos analistas alientan la posibilidad de que estas cosas sucedan.

3) El escenario internacional con una fuerte desaceleración en China, Italia en crisis, las guerras comerciales, elecciones en Brasil y Estados Unidos montan una escena de desconcierto para el mapa económico global.

Nuestra mirada
El mercado tendrá una ventana de 60 días de noticias positivas, con un gobierno que contará con dólares en la mano, el país recibirá al G20, y los precios de los activos financieros están por el piso. El índice merval que supo estar en los U$S 1.800, hoy se ubica en los U$S 767; los bonos argentinos rinden de corto plazo el 10% anual en dólares, y de largo plazo el 12% anual; los bonos en pesos rinden el 80% anual, y los bonos en pesos ajustados por inflación el 9% anual. Estos activos le ganaran a un plazo fijo del 50% anual, buen momento para apostar por el mercado, es cierto que luce difícil, pero si fuera fácil no te ofrecerían estas tasas. Mirando a futuro, desde enero en adelante el mercado se pondrá mucho más exigente, y retornaría la volatilidad en el tipo de cambio.

Por Salvador Di Stefano
Asesor en Negocios, Económico y Financiero tanto de empresas de la ciudad y la región; como de individuos y empresas familiares ligadas al comercio, industria y campo.