¿Por qué nos resfriamos en verano?

Ciertas condiciones propias del verano tienden a bajar las defensas, generando posibilidades de resfriarse ¿cuáles son y cómo podemos cuidarnos?

Los resfríos son cuadros infecciosos que se producen frecuentemente en la época fría del año, pero también pueden ocurrir en verano. Los virus que producen los resfríos de verano son los Rinovirus, los mismos del invierno, y los Enterovirus, que circulan sobre todo en la época cálida del año. Estos virus pueden transmitirse cuando la persona enferma tose o estornuda y unas pequeñas gotitas alcanzan a otra persona. También se transmiten al tocar superficies u objetos (picaportes, teclados, etc.) que el individuo resfriado toca después de estornudar o toser, o al estrechar la mano de una persona infectada cuando la usó para cubrirse la boca al toser o estornudar.

Hay ciertas condiciones propias del verano que tienden a afectar el sistema inmunológico, o sea a bajar las defensas, favoreciendo que las personas que entran en contacto con estos virus puedan resfriarse:

Permanecer mucho tiempo en ambientes con aire acondicionado: este sistema de refrigeración quita humedad al aire y puede causar un “secado” del revestimiento interno protector de la nariz, lo que disminuye su eficacia defensiva. También es importante mantener el aire a buena temperatura porque exponerse a una diferencia importante entre el ambiente exterior e interior (mayor a 10°C) puede afectar los mecanismos de defensa de las vías aéreas.

Situaciones de estrés excesivo: en esta época del año suelen haber fechas de exámenes o fechas límites para entregar trabajos o, incluso, los preparativos para las vacaciones pueden generar estrés.

Hacer repentinamente actividad física demasiado exigente: motivados por las condiciones climáticas y la mayor disponibilidad de tiempo muchos eligen esta opción en verano ¡Pero cuidado! Esto también puede debilitar el sistema inmune.

Viajar: en los vuelos de larga distancia, donde se comparte un espacio cerrado y reducido durante varias horas con muchas personas, es posible contagiarse de otros pasajeros que podrían estar enfermos. O puede suceder que la persona viaje al extranjero, donde se puede entrar en contacto con cepas de virus desconocidas para el sistema inmunológico, lo cual lo vuelve menos eficiente.

¿Cuáles son los síntomas?

Los resfríos de verano generalmente tienen síntomas parecidos a los cuadros que se producen durante el invierno. El proceso suele durar entre siete y diez días, alcanzando su máxima intensidad al tercer o cuarto día. Los síntomas más comunes son la congestión nasal o sensación de “nariz tapada”, secreciones o mucosidad nasal (que suele ser clara), ardor en la garganta, tos seca y estornudos. También puede haber síntomas generales como fiebre, decaimiento, dolores musculares o articulares, etc. Cuando la infección es por Enterovirus, además de los síntomas respiratorios, pueden presentarse manifestaciones gastrointestinales como náuseas, vómitos o diarrea.

¿Como se trata?

Dado que el resfrío es un cuadro de origen viral, solo deben hacerse medidas de sostén hasta que el germen cumpla su ciclo y el cuadro se resuelva espontáneamente. En este sentido es importante descansar bien, alimentarse y sobre todo hidratarse en forma adecuada. Eventualmente, pueden utilizarse algunos remedios destinados a mejorar determinados síntomas, como medicamentos para la fiebre, descongestivos, etc.

¿Se pueden prevenir?

No hay forma de evitar por completo los resfríos, pero hay maneras de reducir las posibilidades de contraerlos. En este sentido es importante el lavado frecuente de manos, evitar interactuar con aquellas personas que estén resfriadas y mantener el sistema inmune en las mejores condiciones posibles, mediante un buen descanso, evitando el exceso de estrés, no pasar demasiado tiempo en ambientes con aire acondicionado, etc.

¿Existe el comúnmente llamado «resfrío de sol»?

Lo que algunas personas denominan “resfrío de sol”, en realidad no existe, ya que la exposición al sol no causa infecciones respiratorias de ningún tipo, salvo que sea muy intensa, en cuyo caso se puede producir un cierto estrés del sistema inmunológico. Lo que a veces sucede cuando nos exponemos al sol es que se incrementen los síntomas de un resfrío o de una alergia estacional y se interpreta erróneamente que el sol es causa y no un factor agravante como realmente sucede.

Asesoró: Dr. Gustavo Douglas Nazareno (MP 1317), Coordinador de la Sección Neumonología Clínica y Medicina Crítica de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria (AAMR) y Jefe de la Sección Neumonología del Hospital E. V. Barros (La Rioja)

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