Este viernes se presenta la delegación santafesina en el festival de Cosquín

Este año, en la 57ª edición del Festival de Cosquín, la Delegación Oficial de Santa Fe, producida íntegramente por el gobierno de la provincia desde el Ministerio de Innovación y Cultura, rendirá un homenaje al reconocido músico santafesino Orlando Vera Cruz, a más de 40 años de su consagración en este Festival.

Después de Julio Migno y Jose Pedroni, después de apasionarse por la figura del Brigadier López y la lucha de los Santafesinos, Orlando Vera Cruz se convirtió en Revelación de Cosquín, en el año 1974, y Consagración en 1975. “Si tenés cachorro”, fue su tema principal, con letra de Migno y música propia. Luego de eso, grabaría inmediatamente el éxito “Costera mi costerita”. Por eso, en esta luna de enero, Santa Fe se presenta de la mano de este autor, poeta y compositor que la representa y ensancha.







Tres generaciones de músicos y cantantes le rinden su homenaje que es como cantarle al mismo río, a los pájaros, al paisano de a caballo y al gringo trabajador. Milongas costeras y chamamés se unen para amasar la música de Santa Fe, la poética que se trasmite en la cuna de juncos y en la palabra del pueblo Mocoví, las voces de los inmigrantes.

La delegación, conformada por Veracruz y sus músicos, se presentará en la plaza Próspero Molina el viernes 27 de enero, interpretando seis canciones emblemáticas vinculadas a Santa Fe, al río y sus costumbres, junto a talentosos artistas invitados que se sumarán a este viaje musical por nuestra provincia.

Estarán Nélida Argentina Zenón, cantante de chamamé, Premio Cosquín 1964, dueña de una calidad interpretativa excepcional y una manera especial de defender nuestras raíces ancestrales desde su voz y guitarra; Gabriela Roldán, reconocida en todos los escenarios como una de las mejores voces de Santa Fe, que junto a su carisma y sencillez ha cosechado una amplia trayectoria de presentaciones y reconocimientos; y Emilce Pais, hija de Orlando Vera Cruz, que acompañará a su padre como lo viene haciendo desde pequeña.

El canto se asoma desde de San Javier a Cayastá y se mueve como cauce de esperanzas, como ritmo de su gente, como rezo, como secreto a voces que va entregando una generación a la que le sigue.