Agradecimiento de «Lalo» José

VILLA OCAMPO – Los familiares de Emilio José agradecen las muestras de afecto recibidas ante la triste noticia de su fallecimiento, ocurrido en fecha 19 de julio en la localidad de Banfield, provincia de Buenos Aires, a la vez que piden elevar una oración, rogando por su eterno descanso.Eduardo «Lalo» José escribió estas palabras:

TIO EMILIO
Para decir algo de Emilio José, de su historia, tenemos que contar que fue un libanes que llegó a nuestro País en el año 1929, junto a sus padres Antonio y Ana y su hermana Emilia, ya en la argentina la familia se complementó con la llegada de Rosa, Domingo y Jorge.

Los hermanos José, siempre muy unidos, compartían con sus padres, intentando disminuir la angustia de estos, cuando asomaba el recuerdo de su lejana tierra, hablaban del futuro, de los planes en este país que los refugió y al que le agradecían con todo el corazón.

Todos reconocieron en el tío Emilio la cuota de alegría necesaria, supo hacer un culto de la amistad, para él los amigos siempre fueron sagrados y cuando había que ayudarlos no existían límites, exageradamente generoso. Su casa estaba siempre abierta a todo aquel que precisara.

Estas actitudes de joven, las trasladó más adelante cuando fue a la gran ciudad en busca de nuevos sueños y persiguiendo un gran amor, allá en su querida Banfield pasó a ser el tío Emilio, el hermano José o simplemente el turco.

Dueños de mil anécdotas, de innumerables historias, siempre vivió la vida con la consigna de estar feliz y trasmitir eso a quienes estaban a su lado, hasta en los momentos más complicados encontraba un motivo para ser optimista.

Querido Tío Emilio, eterno niño, era capaz de jugar a la pelota, subirse a un árbol, olvidando de sus 80 años, siempre dispuesto a viajar sin preocuparse por el destino, enamorado de Villa Ocampo, se fue con las ganas intactas de regresar alguna vez a su pueblo.

Amante extremo de los campos, de los verdes, de la naturaleza en todas sus expresiones, efusivo a la hora de destacar paisajes y rincones de nuestra región, a la que siempre volvía, encontrando nuevos motivos para que su sonrisa amplia y su bolso en la puerta anuncien una nueva visita.

Nostálgico relator de historias agigantadas por el paso del tiempo, actos heroicos de la Villa Ocampo antigua, siempre dispuesto al dialogo, en cualquier momento y lugar había algún conocido con quien pudiera hablar.

Hoy te decimos Adiós y Gracias por tu alegría, tu bondad, tus historias y tu vida llena de sueños y proyectos sin lugar para la maldad.

Eduardo Antonio José