Una docente jubilada se recibió de Abogada

VILLA OCAMPO – María Rosa Vietta, una docente jubilada de Villa Ocampo juró para ejercer la abogacía. “La satisfacción personal es superior a todos los sacrificios”, enseñó.La de Rosa es la historia de una vocación realizada, ya que tras recibirse de maestra, a los 21 años, cuando viajaba rumbo a la Universidad del Nordeste para comenzar abogacía, casi se mató en un accidente en Resistencia donde la camioneta en que la llevaban cortó freno, se despistó y se estrelló contra una columna.

Tras salvar su vida de milagro creyó que era un mensaje. Desistió abogacía y decidió ejercer la docencia, cosa que hizo en varias escuelas de la región. Cuando se jubiló como directora de la Escuela rural 1108 de Villa Adela, decidió cumplir su vocación y con 60 años comenzó la carrera que terminó con 67 años.

Juró este martes al servicio del estado de derecho y prometió ayudar a quien lo necesite. Ya está trabajando en un estudio jurídico en Villa Ocampo, donde vive.

Rosa Lucía Vietta está «encantadísima, feliz de la vida!!!. Hoy juré en Reconquista. Me recibí de abogada», contó con entusiasmo.

Estudió en Villa Ocampo, en el aula satelital de la Universidad de Salta. Terminó. «Cumplí mi sueño de ser abogada, soy feliz, feliz, me siento entera, con todas las ganas de hacer cosas por la gente».

Hace tres años que está trabajando en el estudio jurídico del Dr. Miguel Enrique Olivera. Se ocupa de trámites jubilatorios, sucesiones y divorcios.

Recordó el gravísimo accidente en Resistencia cuando con 21 años y ya recibida como docente la llevaban a Corrientes para inscribirse en la UNNE. En Resistencia se cortó el freno de la camioneta y se estrellaron contra una columna. «Casi me maté y dije: Dios por algo pone este obstáculo. No voy a ser abogada».

Respetando su creencia, en 2011 Dios es testigo de su logro, su vocación realizada. Su esfuerzo coronado que ahora va a celebrar no con una mega-fiesta porque ahora tiene otra prioridad, cambiar su Fiat Siena por un Peugeot 307 que se lo va a vender su propio hijo, Walter Massín, el propietario de Walter Automotores.