Falleció el empresario Eduardo Arrabal

Puerto Iguazú – El empresario de la ciudad de las Cataratas, que hizo del compromiso social su mejor representante, falleció en la tardecita de ayer producto de un accidente cerebro vascular que sufrió el jueves pasado y por el cual debió ser sometido a dos cirugías complejas en la clínica Costa Cavalcanti de Foz de Iguazú, Brasil.Siempre dispuesto a apoyar el desarrollo y el crecimiento de Iguazú, Eduardo Arrabal, propietario de Iguazú Jungle Explorer e Iguazú Jungle Lodge y concesionario de la terminal de esa ciudad, se fue dejando un gran vacío y dolor. Dada su trayectoria y el cariño que supo ganarse por parte de sus compueblanos, se buscaba ayer un lugar de gran capacidad para velarlo, sus familiares esperaban hacerlo en la sede de la Liga Regional de Futbol.

Una gran perdida
Con un montón de proyectos pendientes impulsando siempre el destino Iguazú y el turismo en la región, no pudo reponerse de los graves efectos que le provocó un derrame cerebral que padeció el jueves último.

“El flaco”, “el grandote”, “Edu” como lo llamaban los vecinos de Puerto Iguazú, siempre estuvo dispuesto para con quien necesitara una mano amiga. Fue uno de los pilares en el ejercicio de la responsabilidad social empresarial; y sus obras y actos en beneficio de Iguazú y el norte misionero continuarán prestigiando ese lugar.

Eduardo Arrabal fue padre de dos hijos, quienes lo alegraron con 5 nietos que lo continúan en su tarea en la zona, es hijo de pioneros que también se dedicaron a la actividad turística al igual que sus dos hermanos que viven en Iguazú y Eldorado.

Desde el año pasado había pedido licencia en la presidencia de la Cámara de Turismo de Puerto Iguazú y fue el impulsor en las últimas semanas del Proyecto Aguas Grandes, con el cual se propicia unir la frontera tripartita de la triple frontera.

Eduardo Arrabal fue uno de los cinco empresarios en el mundo –y único en su tipo en la Argentina con capacidad de operar en rápidos como los existentes en Iguazú- que se dedicó a la explotación del servicio de excursiones náuticas. Su accionar fue galardonado en distintas ocasiones por su extendido compromiso social y su continua labor en pos del cuidado del medio ambiente.

“Me crié bañándome en las Cataratas y crecí amando cada árbol de estos montes. No podría menos que comprometerme con mi ciudad y devolverle un poco de toda la felicidad que me dio desde niño”, dijo Eduardo Arrabal en uno de los últimos reportajes concedidos a este medio Pero sin dudas con sus 56 años, Eduardo reintegró mucho más de lo que la ciudad que lo vio crecer le dio y hoy se fue dejando su recuerdo imborrable en los corazones de Iguazú.

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