Letras, melodías y canciones: Combinar humor, ironía y crítica literaria

Combinar humor, ironía y crítica literaria tomar como «materia de análisis» aquellas melodías pegadizas que acompañaban a letras simples, de una poesía elemental pero no por eso menos efectiva y «efectista», despertó en mí un súbito interés por poner en cuestionamiento ese arraigado concepto de simplismo y «cursilería» para calificar letras, melodías y canciones de intérpretes y compositores varios de aquella época (Palito Ortega, Juan Ramón, Quique Villanueva, Heleno, Los Náufragos, entre otros).

bernardoPor Bernardo Villalba

Vayamos al análisis realizado a efectos de constatar o refutar esos juicios o, tal vez, pre-juicios. Para ello, tomé el éxito tal vez más emblemático de Donald (nombre artístico de Donald Clifton McCluskey):»Tiritando».

Comparto pues algunas consideraciones del análisis realizado:
En primer lugar, nótese la tremenda fuerza expresiva del neologismo a modo de interjección,»zucundum», que, además, lleva la terminación -um, propia del nominativo y acusativo latino de la segunda declinación. Podríamos hablar, entonces, de un neologismo «culto», de raíz y sonoridad latina.

Además, obsérvese la implicancia de sensaciones táctiles y de sentimientos que producen el uso de polisíndeton (uso del nexo coordinante «y» en lugar de coma) y repeticiones. Verbigracia:
«Las olas y el viento,
y el frío del mar,
y el frío de tu alma
me hacen tiritar».

El frío, sensación que se remarca, no sólo refiere al clima sino que constituye una metáfora, una proyección, una identificación, que indica y califica casi como «desalmada» a esa persona que no corresponde a su amor.

Luego, «el viento y la arena» son elementos propios del paisaje marino que «esconden» lo que en verdad el enamorado presume y, fundamentalmente, desea: esa «ola» está «pronta a romper», es decir, finalmente ese amor llegará y explotará cual tsunami.

Mientras tanto, nuestro enamorado camina «tiritando» (tal vez ya aterido, encogido, apretando los dientes y entrecerrando los ojos)y entonces dice: «Veo la espuma de tu amor desvanecer». Lograda comparación y analogía para manifestar la sensación de un amor que parece irse, escaparse, esfumarse y no corresponderse como esperaba, por lo cual, en una decisión propia de un «estoico», jura no amarla «hasta tanto me devuelvas tu querer», con la esperanza infinita de que, finalmente, ese amor se manifestará plenamente.

Considérese, también, que el verbo «tiritar» en su forma no verbal de gerundio («tiritando»)transmite sensación de movimiento, de inquietud, de inestabilidad (cómo no recordar aquí las «Coplas a la muerte de su padre» de Jorge Manrique: «Cómo se pasa la vida/cómo se viene la muerte/tan callando») y no refiere en esta poesía ,material de análisis, sólo a una sensación física, corporal (la de alguien que se está «cantando» de frío, otro acto estoico al fin) sino, además, alude a un «temblor» interior que se resolverá o se satisfará cuando la actitud y decisión de la amada confluyan en una plena correspondencia amorosa.

Destácase acá el uso del epíteto «frío», a la manera de la épica y el romancero españoles, denotando la baja temperatura reinante en la playa y sus consabidos y ya mencionados «efectos» y connotando el efecto que produce en su corazón la indiferencia y la actitud impasible de su desalmada y pretendida amada.

A partir del título de la canción en forma de gerundio («tiritando») y el verbo que mueve la historia del desencuentro (tiritar) pueden señalarse, al menos, dos intertextualidades notables: el célebre Poema N° 20 de Pablo Neruda: «la noche está estrellada y tiritan, azules, los astros a lo lejos» y, tal vez, un anticipo y hasta fuente de inspiración de la poesía de Gustavo Ceratti en su tema «Cuando pase el temblor»: «Yo, caminaré entre las piedras/hasta sentir el temblor, en mis piernas». «Sé que te encontraré entre esas ruinas,/ya no tendremos que hablar (que hablar)/del temblor/te besaré en el temblor(lo sé)».

Como puede comprobarse en este modesto análisis crítico, existe una profunda riqueza expresiva con una gran potencia afectiva y sentimental en esta canción histórica de Donald, transmitiendo una temática recurrente de las relaciones humanas presentes en la literatura y la música: el desencuentro, la ambigüedad, el dolor, la búsqueda, la pasión, la espera.

Tópicos que, aunque repetidos, siguen hoy inspirando a escritores y creadores y se expresan en nuevas obras cuyo valor, como puede verse, está en la postura, el enfoque y la sensibilidad de cada receptor, de cada oyente, de cada lector.

Polisemia y plurisignificación, denotación y connotación.

Mucho más que conceptos se transforman en elementos que permiten des-cubrir el alma y el corazón.

Tal vez Donald nunca haya pensado en esta «plurisignificación» de su «Tiritando» ni, mucho menos, que alguien con pretensiones de crítico avezado («jactancia de intelectual» diría Rico)dedicara tiempo y aplicara algunos conocimientos en analizar su exitoso y pegadizo tema.

Lo hice!!! Y, tal vez, por un instante y en este «breve espacio virtual» Donald pueda reivindicar su música, su mensaje «pueril» y «cursi» y presentarla como una creación que, a pesar del tiempo, logra conmover. Es preferible esa espera, esa ilusión, y no esperar «que llore esa malvada» y «que pague el daño que me causó».

Pero eso será motivo de otro análisis, si hay lugar. Y si hay tiempo.