La inflación guía la suba de tasas

La inflación de abril preocupa y mucho. Se proyectan valores por encima del 5% mensual, esto podría determinar una nueva suba de la tasa de interés, por ende se encarecería el crédito y habría un incentivo a prestarle más al Estado que al sector privado.

salvador-distefano-carapor Salvador Di Stefano
Asesor en Negocios, Económico y Financiero

El dato de inflación minorista de marzo resultó verdaderamente alarmante. Si bien es cierto que, por cuestiones estacionales, como el cambio de temporada, el comienzo de clases, etc., marzo suele mostrar variaciones mensuales de precios por arriba de la media del resto del año, en este caso, el tercer mes del año mostró el porcentaje de inflación mensual más elevado desde abril 2016, el cual había sido 7,6%. Para encontrar un valor de estas magnitudes hay que trasladarse a septiembre 2018 (6,5%) o a abril 2002, el cual ascendió al 10,4%.

El dato resultó alarmante por diversas cuestiones. En primer lugar, porque superó ampliamente todas las proyecciones que se habían realizado. Analistas privados e incluso el propio gobierno, estimaban una inflación que oscilaría entre el 5,0% y el 6,0%. Ninguna estimación se atrevía a posicionar la variación mensual de precios por arriba de dicho rango. Sin embargo, fue el propio ministro de economía quien, días antes de conocerse el dato oficial, anunció en un medio televisivo que la inflación superaría el 6,0%. A partir de ahí, comenzaron a encenderse las alarmas.

Por otro lado, el dato al mes de marzo empujó a la inflación anual a niveles superiores al 55,0%. Valores de esa magnitud nos devuelven a mediados del año 2019, cuando tuvieron lugar las elecciones PASO y se generó un cimbronazo en la economía.

Por último, un porcentaje de variación de precios tan elevado para un único mes eleva los niveles a los cuales puede seguir viajando la inflación el resto de los meses. Según un relevamiento realizado por FIEL (Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas) el índice de precios al consumidor de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires mostró, para la primera semana de abril, una variación de precios del 2,1% y, para la segunda semana, del 1,3%.

Estos valores nuevamente encendieron las alarmas porque, generalmente, la segunda semana del mes muestra una tasa de variación que es la mitad aproximadamente de la tasa de variación de comienzo de mes, situación que no ocurrió en abril.

Por lo tanto, los datos relevados por FIEL sientan las bases para proyectar una inflación mensual entre el 5,0% y 5,5%. Suponiendo que en abril la inflación mensual sea del 5,5% y que luego, de mayo a diciembre, se mantenga en el 4,5%, a diciembre 2022 vamos a estar experimentando una inflación anual de 74,1%.

Una de las cosas que el FMI le pidió a la Argentina es que las tasas de interés vuelvan a ser positivas contra la inflación. Para eso, y a raíz de la aceleración de la inflación de los últimos meses, el Banco Central República Argentina se vio en la obligación de aumentar la tasa de política monetaria, desde el 38,0% al 47,0% actualmente. Con una inflación anual proyectada en torno al 70,0% – 75,0%, está claro que el aumento de tasa llegó para quedarse, pero la incógnita está en hasta dónde aumentará.

Desde nuestra óptica, en el cortísimo plazo, suponiendo que la inflación de abril va a ser del 5,5%, consideramos que el Banco Central podría elevar la tasa de política monetaria 1 punto porcentual, llevándola al 48,0%. Dicha tasa nominal genera una tasa efectiva del 60,1%. Si se cumplen las proyecciones para abril, la inflación acumulada de 12 meses sería 57,2%, por lo que la tasa efectiva pasaría a ser positiva contra la inflación.

Después de conocer la inflación minorista, el INDEC informó la variación de precios mayoristas. En marzo la inflación mayorista fue del 6,3%, acumuló 15,5% para el primer trimestre del año y ascendió a 50,3% en su comparación anual. Resulta relevante seguir de cerca la variación de precios en la parte mayorista de la cadena de comercialización porque son precios que luego empujarán aumentos en las góndolas de cara al consumidor final.

Durante los años 2018 y 2019 el promedio mensual de inflación mayorista fue superior al promedio mensual de la inflación minorista, lo que significaba que los aumentos en la parte mayorista no se trasladaban todos a la parte minorista. Después, a los dos años siguientes, ambos promedios se igualaron, 2,6% durante el año 2020 y 3,5% en el 2021, por lo que, a partir de allí, los aumentos en la parte superior de la cadena de comercialización se trasladaron en su totalidad al comercio al por menor.

Sin embargo, en el primer trimestre de este año, esa relación se revirtió, el promedio mensual de la inflación minorista es 5,1% mientras que el promedio de la inflación mayorista es 4,9%, por lo que los aumentos que se están dando de cara a los consumidores finales es superior a los aumentos que se experimenta en el comercio al por mayor.