Guillermina retoma el proyecto de biomasa y vuelven a encenderse las alarmas ambientales

El subsecretario de Tecnologías para la Sostenibilidad, Franco Blatter, y de Desarrollo Ecosistémico, Roque Chávez, participaron de la segunda jornada virtual del ciclo de seminarios denominado “Actualidad y Futuro de la Bionergía en Argentina”, organizado por el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA).

En la misma, brindaron detalles de las líneas de acción que la provincia impulsa desde el Ministerio de Ambiente y Cambio Climático, donde la regeneración de bosques nativos, plantar para el futuro y el uso sustentable de la biomasa son bases para la bioenergía y el desarrollo sostenible.

En ese marco, Blatter comentó que junto al gobernador Omar Perotti y a la ministra Erika Gonnet “trabajamos en la creación de la agenda para el desarrollo sostenible de Santa Fe” y entre los ejes de acción destacó como “punto estratégico” el “desarrollo forestal sustentable del Norte de la provincia”.

Ese punto de la provincia, según explicó Blatter ante especialistas en biomasa de distintas instituciones del país, “el Norte de Santa Fe, tiene más de 120 mil hectáreas con alta aptitud forestal y unas 300 con aptitud media, descartando de plano a los bosques nativos”, y agregó que también allí “hay un gran consumo de biomasa por parte del sector industrial, aproximadamente 218 mil toneladas año”.

“Esa demanda actual, puede ser suplantada con unas 35 mil hectáreas de producción sostenible de biomasa en nuestra provincia y por nuestra gente”, indicó.

Al referirse al “fomento de la biomasa”, Blatter comentó que “tuvimos varios programas que no pudieron desarrollar el mercado de la biomasa para el uso de energía eléctrica” y que “por lo tanto, estamos trabajando en un plan específico para la generación eléctrica con biomasa mediante incentivos, al cual sumamos generación térmica”. “Es la realidad de la provincia. Hay cientos de calderas distribuidas en la industria alimenticia, que consumen biomasa y son producto de la propia industria local”, repasó el funcionario.

Por último, indicó que “trabajamos en reactivar el proyecto de generación de biomasa de Villa Guillermina, porque si bien tuvo un impasse de su desarrollo a partir del 2015 producto de decisiones a nivel nacional, para nosotros es un proyecto estratégico”.

Su par de Desarrollo Ecosistémico, Roque Chávez, repasó a su turno los hitos históricos que llevaron a su terruño Villa Guillermina a estar identificada con la biomasa y la forestoindustria.

Luego de la gran depresión que sufrió la actividad en ese punto de la provincia entre los años 1950 y 1970, “generamos espacios y las propias herramientas para solucionar el problema”.

“Pensamos tener una planta de 15 megawatts en Villa Guillermina”, resaltó Chávez. Además, puso en valor que “días atrás con el acompañamiento del gobernador (Omar Perotti) y la ministra (Erika Gonnet), se destacó al quebracho colorado como el primer árbol distinguido e histórico de la provincia de Santa Fe”.

“En el futuro queremos sembrar y generar nuestra propia riqueza. Transformar la retracción de los recursos del pasado, a un desarrollo pujante y sustentable del siglo 21”, concluyó Chávez.

La segunda Jornada de Bioenergía en Argentina tuvo como moderador al referente del rubro en el INTA, Jorge Hilbert, y además de Blatter y Chávez, tuvo como disertantes a Diego Mathier, a cargo del proyecto Bioenergía del INTA, Javier Oberschelp, investigador del mismo instituto, y Enrique Lasgoity, en representación del sector privado.

Alarmas ambientales
No son pocos los que han puesto, ya hace varios años, en alerta a la comunidad sobre lo que podría generarse producto de esta inversión y algunos hasta lo comparan con los tiempos ambientales de La Forestal.

Es que para poder alimentar una empresa de tal envergadura se deberán talar millones de árboles y no hay un plan claro de reposición de bosques y mucho menos pensando en la posibilidad de que sean bosques nativos.

Las plantas termoeléctricas de biomasa comparten características similares con las centrales eléctricas convencionales alimentadas con combustibles fósiles: ambas implican la combustión de materias primas para generar electricidad. Por lo tanto, también presentan inconvenientes similares en tanto a emisiones a la atmósfera y uso del agua.

La biomasa se ha introducido en los últimos años como miembro de pleno derecho en el grupo de las energías renovables, esas que protegen el medio ambiente porque no emplean combustibles fósiles, sino recursos naturales como desechos de madera, huesos de aceitunas o cáscaras de frutos secos, y evitan la emisión de CO2 a la atmósfera, el calentamiento global y el cambio climático. Sin embargo, la biomasa no es tan inocente desde el punto de vista medioambiental.

Los humos de la combustión de la biomasa contienen dióxido de nitrógeno, partículas en suspensión, dióxido de azufre e hidrocarburos, todo el cóctel de agentes contaminantes.

“Su inhalación produce Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC)”, afirma el neumólogo Aurelio Arnedillo. Hasta el punto de que en países en desarrollo, donde es muy común, por ejemplo, cocinar con fuego de chimeneas o fórmulas similares, la exposición directa a las emisiones de la combustión de biomasa en interior de viviendas tiene la misma incidencia que el tabaco a la hora de contraer esta enfermedad pulmonar, dice Arnedillo.

Gentileza: agencia eu