Villa Ocampo: Declaración sobre «incendios en el valle aluvial del Paraná»

Desde la Municipalidad de Villa Ocampo, sede permanente del Foro Nacional de Humedales y Foro Regional del Litoral Argentino, miembro fundador y presidente del Foro Permanente para el Desarrollo Ecoturístico de la Región del Jaaukanigás (en formación), y actualmente a cargo de la Secretaría Ejecutiva del Comité Intersectorial de Manejo (CIM) del Sitio Ramsar Jaaukanigás, desean expresar la siguiente declaración

DECLARACIÓN:
Considerando que en los últimos días de manera creciente, la problemática de los incendios en la región del Delta del Paraná ha ido ganando en trascendencia mediática a nivel nacional e internacional, a partir de la justificada preocupación de la sociedad por sus consecuencias sobre el ambiente y la biodiversidad por un lado, y sobre la salud y la seguridad públicas por el otro.

Recordando que este fenómeno no es nuevo, ya que ha ocurrido con cierta periodicidad en el pasado, con sus eventos más extremos en los años 2008 y 2012, que incluso costaron varias vidas humanas, y que justamente generaron la elaboración de un Plan Integral Estratégico para la Conservación y Aprovechamiento Sostenible del Delta del Paraná (PIECAS DP), que proponía un marco de funcionamiento y administración, que en la práctica nunca terminó de materializarse de manera adecuada.

Reconociendo la importancia que la región del Delta tiene, a partir de su desarrollo productivo y vecindad con grandes centros urbanos y vías de comunicación, deseamos expresar que “El delta no nos debe tapar el Valle”, porque resulta claro que la problemática no se circunscribe solo a esa región, sino prácticamente a todo el Valle de Inundación del Río Paraná, con situaciones similares aunque de menor magnitud registradas frente a la Ciudad de Santa Fe, y en varias localidades de los Departamentos San Javier y General Obligado como oportunamente ha sido reflejado en los medios.

Comprendiendo que las causales se explican a partir de las condiciones ambientales y climáticas, que suman una bajante extrema a una sequía significativa, a su vez con una muy baja humedad del ambiente, todo esto en combinación y con la generación de focos ígneos antrópicos, producidos ya sea accidentalmente por irresponsabilidad de turistas, cazadores y pescadores, en su gran mayoría ilegales, que no extinguen sus fuegos de campamento al retirarse, o en otros casos producidos intencionalmente, sea con la finalidad de generar rebrotes de forraje para el ganado, o sencillamente para “limpiar” el campo para la próxima temporada.

Entendiendo que si bien el fuego con fines productivos se considera una práctica de manejo ancestral en el valle del Paraná, analizado desde el punto de vista legal, sencillamente está prohibida por normativas nacionales y provinciales, y destacando que solo en algunos casos excepcionales podría realizarse de manera fuertemente regulada, lo que claramente no está ocurriendo en ninguno de los eventos a los que hoy asistimos. Por otra parte, abordado desde el lado de la razonabilidad, resulta descabellado ampararse en el argumento de que se trata de una práctica habitual e histórica en la región, cuando claramente el stock ganadero en islas está hoy en día muy por encima de lo que era unos 30 años atrás.

Valorando que existen diferentes lineamientos generales a seguir para el manejo racional de los recursos naturales y el ordenamiento del territorio en el valle aluvial correspondiente a la Provincia de Santa Fe, a partir de los documentos PIECAS DP, Planes de manejo de ganadería y ecoturismo del Jaaukanigás y el Plan de Manejo del Sitio Ramsar Delta del Paraná, aunque reconociendo que no actúan de manera integrada y de hecho no contemplan algunas regiones como ser parte del Dpto La Capital y los Departamentos Garay y San Javier.

Destacando los proyectos de Ley de diferentes legisladores de varias provincias en el sentido de finalmente contar en el país con una Ley de Presupuestos Mínimos para la conservación de los Humedales, aunque preocupados por el hecho de que estos proyectos no se hayan sintetizado en uno solo que pueda prosperar con apoyo mayoritario para convertirse en la esperada norma.

Y reconociendo también que dichos documentos y cualquier legislación existente o a crearse, si no cuentan con la decisión política y la inversión necesaria para ser dotados de infraestructura y recursos humanos en el terreno, se convierten indefectiblemente en letra muerta, tal como ha sido expresado en estos días por las máximas autoridades de la Administración de Parques Nacionales.

Reflexionando finalmente sobre que si bien en mayor o menor tiempo el río volverá a crecer y las lluvias apagarán los fuegos, eso no significará que el problema se solucionó, sino sencillamente que la humedad ocultará el mal manejo.

POR ELLO:
La Municipalidad de Villa Ocampo, sede permanente del Foro Nacional de Humedales y Foro Regional del Litoral Argentino, miembro fundador y presidente del Foro Permanente para el Desarrollo Ecoturístico de la Región del Jaaukanigás (en formación), y actualmente a cargo de la Secretaría Ejecutiva del Comité Intersectorial de Manejo (CIM) del Sitio Ramsar Jaaukanigás,

SOLICITA:
Que todas estas consideraciones sean tomadas en cuenta por el Poder Legislativo al momento de dictar nuevas normativas como la Ley de Presupuestos Mínimos para la Conservación de los Humedales y comprendan también la urgencia del caso.

Por el Gobierno Nacional en términos de la puesta en práctica de estrategias en el territorio con infraestructura y recursos humanos tendientes a la resolución de los problemas.

Por el Gobierno Provincial para que coordine los diferentes planes de manejo disponibles para el valle aluvial del Paraná, incluyendo las áreas aún no contempladas y designe el personal de guarda-reservas contemplado en la Ley 12.175, recuperando también la estructura hoy y desde hace tiempo desarticulada, del Plan Provincial de Manejo del Fuego.

Por los Gobiernos Locales de las áreas involucradas para que asuman sus responsabilidades en lo atinente al ordenamiento del territorio orientado a un manejo racional de los recursos naturales.

Y finalmente por los productores y ocupantes de la región insular para que comprendan también que sus actividades, siempre reconocidas como un motor para el desarrollo de toda la sociedad, generan externalidades negativas que recaen sobre la comunidad toda, y asuman que ha llegado el momento para aquellos que actúan de manera desaprensiva y con visión cortoplacista, de cesar de inmediato en esas conductas, para comenzar a trabajar en el marco de la Ley, la razonabilidad y el bien común.