Salvador Di Stefano: «China y la amenaza sobre Argentina»

La guerra comercial entre Estados Unidos y China preocupa a todo el mundo, sin embargo, pasa inadvertida en los discursos de los candidatos a presidentes de Argentina. Una muestra cabal de que los verdaderos problemas, no se tratan.

Estados Unidos y China están en una guerra comercial desde abril de 2018. En primer lugar, Estados Unidos aplicó aranceles y la respuesta se hizo sentir de inmediato, China aplicó aranceles a las importaciones americanas, en especial al complejo de materias primas agrícolas, y devaluó de 6,33 a 6,97 yuanes por dólar.

Luego vinieron una serie de negociaciones que entusiasmaron al mercado, sin embargo, hace unos días atrás Estados Unidos anunció que a partir de septiembre aplicara más aranceles a productos chinos, y la contestación de China fue una devaluación del yuan a 7,05 por dólar.

En abril pasado la devaluación del yuan encontró a la mayoría de las economías emergentes con la guardia baja, y se produjo una devaluación masiva de las monedas. La lira turca paso de 4,0 a 5,48 por dólar en la actualidad. El rublo de 57 a 65,30 por dólar. El peso mexicano de 18,70 a 19,50 por dólar. El real de Brasil de 3,450 a 3,97 por dólar. El peso argentino de $ 20 a $ 47,50 por dólar.

Daría la impresión que en esta oportunidad una devaluación del yuan encuentra mejor preparadas a las economías emergentes para soportar la volatilidad internacional. Los países han equilibrado su balanza de pagos, y no avizoramos una fuerte ola de devaluaciones, aunque habrá un acompañamiento en la devaluación del yuan para no generar un gran cambio en el comercio internacional.

Si bien, las reuniones entre Estados Unidos y China continúan, no parece que lleguen a buen puerto.

Estados Unidos: Todo hace pensar que el gobierno americano necesita este enfrentamiento para remarcar su nacionalismo, y su política de cierre de la economía para enfrentar las elecciones presidenciales del año 2020. Donald Trump no se puede mostrar derrotado en esta negociación, por otro lado, la economía americana sigue mostrando crecimiento y para disimular los probables problemas económicos presiona a la Reserva Federal para que baje los tipos de interés.

China: El gobierno chino no puede ceder en esta negociación, eso mostraría a su presidente debilitado frente a su pueblo, y le genera fuertes conflictos en el seno del partido comunista. China tiene un déficit creciente de la cuenta corriente de la balanza de pagos. Ya no es un país que ahorra, sus habitantes viajan al exterior generando un déficit en la balanza de servicios, y sus exportaciones han dejado de crecer. Los números de crecimiento económico de PBI son dudosos. La devaluación el yuan le posibilita corregir el déficit de cuenta corriente, mostrar un mayor crecimiento de su mercado interno, y tratar de licuar el enorme endeudamiento interno de sus empresas.

Si tanto a Estados Unidos como a China no les conviene acordar por razones estrictamente políticas, podemos decir que se inaugura un periodo de alta volatilidad para los mercados. Si China repite la devaluación de abril de 2018, deberíamos estar pensando en un yuan en torno de los 7,50 a 7,70 por dólar. Esto generaría una devaluación en las monedas emergentes, que será de mayor o menor magnitud de acuerdo al déficit de cuenta corriente de la balanza de pagos que muestre cada país.

Por otro lado, la guerra comercial entre ambos países, una política más nacionalista y el proteccionismo económico nos guiara a menos comercio internacional, y los países más afectados serán aquellos que su comercio exterior este más ligado a la exportación de materias primas.

Si hay menos comercio internacional, caerán el precio de los fletes, se consumirá menos petróleo, y el resto de las materias primas arbitraría a la baja. Esto pone en problemas a países muy dependientes de las materias primas como es el caso de Rusia, México, Brasil y argentina.

Los inversores a escala mundial, si ven una desaceleración en el comercio invertirán menos en empresas, caerán las bolsas a escala mundial, y buscarán refugio en los bonos de tesorería de los países desarrollados.

En la actualidad el bono de tesorería americano a 10 años rinde el 1,73% anual. El bono de Alemania a 10 años paga una tasa negativa del 0,56% anual (te cobran para tenerte el dinero); El bono a 10 años de Japón paga una tasa negativa del 0,20% anual.

Las importaciones de China a Estados Unidos representan el 25% de las importaciones totales, en el caso de China, los bienes americanos representan apenas el 10% de sus exportaciones, y pueden fácilmente mutar la compra de soja americana, adquiriendo soja en Brasil y Argentina.

China está desarrollando una estrategia global de posicionamiento en el mundo económico, en América Latina su dominación la realiza dándole financiamiento a los Estados, como lo hizo con Venezuela, Ecuador y Argentina.

Puntualmente en nuestro país, le ha prestado al Banco Central cerca de U$S 24.000 millones para reforzar sus reservas. En los primeros 6 meses del año, China representa el 12,2% de todo el comercio exterior argentino, suma U$S 6.812 millones (U$S 2.365 millones son exportaciones de Argentina a China y U$S 4.447 millones son importaciones de China a Argentina) sobre un total de comercio exterior de U$S 55.915 millones. Una devaluación del yuan podría acrecentar las importaciones, y menguar las exportaciones, ya que las materias primas que le exportamos podrían caer de precio.

China esta comprando empresas estratégicas en argentinas, ya domina buena parte de las empresas que proveen insumos al campo, y tiene una porción del mercado que compra la producción primaria para exportar. Esto le repite en toda Latinoamérica. En otras regiones como Australia o Nueva Zelanda, en donde se cumplen los contratos, compra tierras y produce exportando a su país. En este contexto China tiene en el mundo una posición dominante sobre los mercados agrícolas, es el principal comprador, domina el mercado de insumos, y lentamente va a comprando tierra.

En la actualidad China ha sufrido la epidemia de la fiebre porcina africana, perdiendo una gran cantidad de madres de cerdos, necesita imperiosamente importar carne de todo el mundo. Fue tan eficiente abriendo mercados, que ante este hecho no genero un aumento de la carne a escala mundial.

Mientras China es una amenaza para el mercado de materias primas, en Argentina los candidatos a presidente soslayan este tema, y no les prestan atención a los capitales chinos en el país y la dependencia de nuestra encomia con el gigante asiático.

China debería ser un capítulo especial de los candidatos a presidentes, sin embargo, es un tema en el olvido, tanto Mauricio como Cristina le pidieron dinero prestado, dejaron que sus empresas tengan posición dominante en el mercado argentino, y hoy no se presta atención a los vaivenes del yuan a escala mundial. La clase política duerme la siesta en lugar de elaborar una estrategia a mediano y largo plazo, parece que mientras le presten plata para engrosar las reservas y seguir gastando todo está bien, pero cada día que pasa estamos más enterrados en la dependencia comercial.

Países como Chile, Perú y Colombia ya han elaborado estrategias para enfrentarse al gigante asiático, le venden cobre al mismo precio, y no ceden ante la estrategia de China. Argentina y Brasil deberían elaborar una estrategia similar para venderle soja, maíz y carne al gigante asiático, pero la necesidad tiene cara de hereje, y ambos se rascan para adentro.

Hay mucho para camino por avanzar, y poca estrategia para enfrentar este problema Una vez más no hay políticas de Estado y la clase política está ausente del problema.

Por Salvador Di Stefano. Analista de negocios