Salvador Distefano: «La Vaca no tiene la culpa»

Salvador Di Stefano Asesor en Negocios, Económico y Financiero tanto de empresas de la ciudad y la región; como de individuos y empresas familiares ligadas al comercio, industria y campo.

Salvador Di Stefano
Asesor en Negocios, Económico y Financiero tanto de empresas de la ciudad y la región; como de individuos y empresas familiares ligadas al comercio, industria y campo.

El escenario económico luce cada vez más ajustado. Los comercios venden menos, los costos suben y la rentabilidad se hace cada vez más escasa o negativa. El gobierno culpa a la carne de la probable suba del índice de inflación de febrero. Salvemos a la vaca, es inocente.

Los datos de las cadenas de supermercados y cadenas mayoristas son elocuentes, las ventas fueron inferiores a la inflación del año, esto implica que ambos sectores tuvieron una merma en la rentabilidad empresaria.

Los supermercados vieron crecer sus ventas el 28,5% durante todo el año 2018, cuando la inflación llego a niveles del 47,6% anual. Para el mes de diciembre de 2018 las ventas crecieron el 40,3% anual, menos que la inflación. El 33,9% de las ventas se realizaron en efectivo, el 28,6 con tarjetas de débito, el 34,1% con tarjetas de crédito y el 3,5% por otros medios de pago. Cada venta con tarjeta de crédito tiene un costo, que lo absorbe el supermercado.

El total de ventas del mes de diciembre fue de $ 57.203.956.000, el costo laboral fue de $ 5.984.224.000, esto representa el 10,5% de las ventas. El total de empleados asciende a 98.337 personas, y esta dotación cayó el 3,3% en el año.

Un supermercado que tiene costos de personal equivalentes al 10,5% de las ventas, debe pagar los servicios públicos, mantenimiento edificios, alquiler o amortización del inmueble termina con una rentabilidad escasa en el mejor escenario, nula o negativa en la gran mayoría de los casos.

Un dato interesante es el balance de Importadora y Exportadora Patagónica, dentro de dicha empresa convive el supermercado La Anónima. Para el período de 6 meses que cerró a diciembre de 2018 las ventas sumaron $ 13.707 millones, un 3% menos que el año anterior, y el resultado operativo de la compañía fue de $ 108 millones. Para el trimestre en curso la empresa no es tan optimista, ya que prevé una caída de consumo, y una fuerte suba de los costos laborales. Esto ratifica el resultado ajustado de este tipo de negocios. Este tipo de empresas tiene una alta inmovilización del activo, ya que el activo no corriente (en donde concentra los bienes de uso) representa el 50% de los activos totales. El patrimonio es de $ 8.973 millones, y los pasivos suman $ 11.754 millones, deben más de un patrimonio.

En el caso de las cadenas mayoristas, las ventas a diciembre de 2018 fueron de $ 8.505 millones y creció el 37,7%, y los costos laborales ascendieron a $ 860 millones. Este sector opera con menos márgenes de rentabilidad, y con estos costos luce complicado obtener utilidades. La cantidad de personal que emplea suma 11.864 personas, y creció el 1,6% respecto al año anterior.

Estos dos ejemplos fueron tomados del Indec, y el balance de una empresa cotizante, por ende, no nos pueden llevar a confusión, la recesión es muy grande, la suba de costos no se detiene y las empresas no logran rentabilizar, por ende, no hay espacio para inversiones.

Sin la llegada de inversiones no hay más ofertas en el mercado, no se mejora la productividad y competitividad, y por carácter transitivo no hay posibilidad de bajar precios. Esto implica que la inflación seguirá elevada en el año 2019.

Para el mes de febrero se está proyectando una inflación cercana al 4,0%, y como a alguien hay que culpar, ahora se le adjudica el problema al aumento de la carne vacuna.

El sector ganadero viene mostrando una extraordinaria suba de la faena, lo que denota que en los últimos años estuvo liquidando vientres. En el año 2017 se faenaron 12,6 millones de animales, y en el año 2018 13,4 millones, de los cuales el 45% fueron hembras. El stock de animales a marzo de 2018 rondaba los 54 millones.

Cuando se matan hembras es porque estamos en un escenario de liquidación, y esto genera preocupación, si perdemos muchas hembras a futuro no tendremos madres que den parición, la oferta se hará escasa, y esto podría dar lugar a una suba de precios.

Un animal de 430 kilos en pie valía a diciembre de 2015 U$S 1,82, que equivaldría a $ 23,66. Al 19 de febrero de 2019 vale U$S 1,58, que equivaldría a $ 63,20 una suba del 167% en casi 38 meses. En igual período de tiempo el dólar paso de $ 13,00 a $ 40,0 y subió el 207%. El costo del ganado en pie en dólares cayó el 13,2%. Mal negocio para un sector cuyos costos estan dólarizados y sus precios en pesos.

El consumo per cápita en el mercado interno en el año 2017 fue de 58,5 kilos por persona, mientras que en el año 2018 se ubicó en 57,5 kilos por persona. Hay mucha mercadería disponible para el mercado interno, y esto muestra que la demanda está muy bien abastecida. El mercado consume 15,2 kilos per cápita de carne porcina, y 42,9 kilos per cápita de carne de pollo. En total los argentinos comemos 115,6 kilos per cápita, no hay ninguna nación en el mundo que consuma tantos kilos de carne.

Desde que Mauricio Macri llegó al gobierno incentivó la exportación de carne, que en el año 2018 ascendió a 12,7 kilos per cápita, cuando un año atrás rondaba los 7,2 kilos per capita.

Las subas de las exportaciones no implican necesariamente una suba de los precios en el mercado interno. Un animal para el consumo interno es generalmente liviano, mientras que para exportar se necesitan animales grandes, lo que se llama novillitos o novillos. A los argentinos nos encanta la carne pegada al hueso, al mundo no. Exportar mejora los precios del mercado interno, como es el caso de Uruguay con el asado.

Para hacer un animal de exportación se necesita una inversión de 4 años, y mucho menos para hacer un animal liviano. Culpar a la carne de los problemas de la inflación, es un error garrafal. Durante muchos meses de este gobierno lo más barato que había en el mostrador era el precio de la carne, aún hoy vale menos que un kilo de helado. La recomposición de precios llegaría cuando el ganadero dejara de liquidar su stock por los problemas de rentabilidad, sequias, lluvias intensas y necesidades financieras. Se vivió una fantasía, con precios de la carne vacuna tan bajos, que arrastraba a la baja al precio de la carne porcina y aviar. Están tan locos los precios, que un kilo de pollo vale menos que una docena de huevos. Un kilo de cerdo en pie, vale menos que un kilo de lechuga.

Con la suba del precio del dólar, los costos de comprar un ternero, alimentarlo y ponerle en condiciones de ir a faena aumentaron notablemente, subieron los costos laborales, amortización del campo y los impuestos que pesan sobre el sector.

Recordemos que es una inversión que requiere tiempo, es a cielo abierto, y capital intensiva dado el alto valor del campo. Los animales se transportan en camiones, y los costos de fletes crecieron notablemente en los últimos meses.

Si alguien del gobierno no vio este escenario o no lo tuvo en cuenta, es porque su mirada sólo llega hasta el obelisco, y nunca pisó un campo.

Conclusión
Estamos en un escenario de una inflación que podría ubicarse en el año 2019 en torno del 35% anual. Las empresas no tienen rentabilidad interesante, máxime si se las compara con las tasas de plazo fijo del 38% anual. El recupero de la inversión tiende a infinito en muchos casos. Sin rentabilidad atractiva es difícil que alguien invierta en el país. El gobierno cuenta con un plan para llegar a las elecciones, no hay riesgos de cesación de pagos porque el FMI pone U$S 58.000 millones. Tampoco hay riesgo de hiperinflación por la escasa o nula emisión de dinero y alta recesión de mercado. El escenario esta dado, habrá que adaptarse al escenario actual hasta que Argentina defina quien gobernará el país los próximos 4 años, sería bueno que cada uno explicite su modelo económico, como estamos no hay rentabilidad en el horizonte. Un solo pedido al gobierno, no le echen la culpa a la vaca de la suba de precios, pregúntense en que se equivocaron por llegar a donde estamos.