Salvador Distefano: «Los capitales se fugan, ¿Qué hacemos?»

Salvador Di Stefano Asesor en Negocios, Económico y Financiero tanto de empresas de la ciudad y la región; como de individuos y empresas familiares ligadas al comercio, industria y campo.

Los argentinos sacan el dinero del país por falta de confianza en la política económica. La oposición tampoco seduce a inversores. La clase política no genera las condiciones para hacer más predecible lo que puede suceder a partir del año 2020. Sin comunicar lo que viene, es difícil un buen presente.

Los datos de la posición de inversión internacional denotan que la economía argentina vió emigrar U$S 45.000 millones en el último año. Los activos de los argentinos en el exterior pasaron de U$S 322.485 millones a U$S 357.275 millones, mientras que el dinero de extranjeros en el país descendió de U$S 299.146 millones a U$S 288.960 millones. Esta salida de fondos es un claro signo de desconfianza en el plan económico, algo que podría poner feliz a la oposición, sin embargo, debería borrar su sonrisa, porque los inversores ya no creen en la clase política Argentina.

Falta menos de 12 meses para las elecciones presidenciales y el dinero sigue migrando de Argentina. Esto quiere decir, que los inversores no creen en el gobierno, pero tampoco en los que pueden arribar, y esto es una muy mala noticia para el futuro del país.

Los periódicos económicos gastan litros de tinta tratando de presagiar el nivel de inflación o tasa de interés, nada de eso es predecible en este país. Lo único que hace bajar la tasa de inflación y la tasa de interés, es el ingreso de inversiones reales a la economía.

La inversión genera un aumento de la productividad y competitividad en las empresas. En la medida que las empresas no inviertan, los aumentos de los factores de producción se trasladan todos a precio. Esto genera más inflación, y por ende recesión económica.

La clase política argentina debería trabajar en clarificar a los inversores del mundo, como será la vida en nuestro país después del año 2019. Si esa incógnita no se devela, es imposible reducir significativamente los niveles de inflación y tasas de interés. El dólar podría estar secuestrado, maniatado y creciendo menos que la inflación, pero eso es pan para hoy y hambre para mañana. Pasadas las elecciones del año 2019, el dólar volverá a valer lo que desea el mercado, Argentina podría vivir otro salto devaluatorio, y una nueva ola de empobrecimiento nacional.

Argentina está muy pendiente del espectáculo económico que está dando el presidente de Brasil Jair Bolsonaro, quien pretende privatizar todo lo que dé pérdida y no sea estratégico, hacer la reforma previsional, bajar la presión tributaria, eliminar gastos improductivos e impulsar inversiones privadas. Todo lo que desearía un inversor para Argentina.

Los inversores nacionales y extranjeros desean saber que hará Argentina desde el año 2019 en adelante. Si vamos a un escenario parecido a las reformas económicas de Brasil, buscamos una variante intermedia o volvemos al escenario de la economía Kirchnerista. Estas definiciones deberían brindarse por el conjunto de la clase política, no pedimos un pacto de la Moncloa porque es difícil que ocurra en nuestro país, pero al menos un lineamiento común para poder deshojar la margarita con más fundamentos.

En Argentina no han existido políticas de Estado claras y perdurables en el tiempo. No tenemos posibilidades de una cesación de pagos, ya que la deuda exigible es de U$S 135.501 millones y es perfectamente pagable. Sin embargo, llamamos a un blanqueo con la promesa de no aplicar impuestos, y cuando se blanquearon U$S 116.800 millones, el congreso le aprobó el impuesto a la renta financiera, una traición al capital. Porque no pueden traicionar a los que compraron deuda argentina, es lo que dicen en el exterior.

Conclusión
En la medida que la clase política no comience a comunicar qué políticas aplicará si llega al poder en el año 2020, difícilmente retorne la inversión al país.

Sin inversión, es imposible bajar la tasa de inflación y la tasa de interés. Con lo cual, dejemos de hablar de los efectos positivos o negativos de bajar la inflación subiendo la tasa de interés, precios cuidados o controlados, la inflación se baja con más inversión.

El dólar está secuestrado en el sótano de los precios, tenemos un tipo de cambio poco competitivo para la producción, pero muy competitivo para ganar elecciones. El gobierno sigue pensando en el corto plazo, hoy lo piso, mañana lo eyecto. Así sucedió en los dos primeros años de cambiemos, cuando Mauricio Macri llegó al poder el dólar blue cotizaba en 16,00, en diciembre de 2017 valía $ 17,00 el dólar oficial, durante 2018 su valor se duplicó. No decimos que sucederá lo mismo en el año 2020, pero si siguen pisando al dólar, una variación importante nos espera a futuro.

Con un gobierno pensando en clave electoral, y una clase política que no define que políticas llevará adelante si gana en el año 2019, los capitales estarán ausentes, la economía difícilmente crezca en el año 2019, y la mediocridad invadirá los negocios. La gran esperanza es que Brasil crezca, y nos arrastre a la suba. Los argentinos no creen en este gobierno, y en la clase política. Se fueron U$S 45.000 millones del país en un año, y no hay nadie que resalte esta cifra, o se preocupe por tomar medidas que seduzcan a los inversores a que vuelvan al país.

Sin inversión tampoco esperemos que suba el empleo, esto ocurre cuando llegan capitales, no cuando emigran.

En resumen, la clase política a pleno sigue combatiendo al capital, cuando en verdad en los tiempos modernos deberían seducir al capital.

Salvador Di Stefano
Asesor en Negocios, Económico y Financiero tanto de empresas de la ciudad y la región; como de individuos y empresas familiares ligadas al comercio, industria y campo.