Proyecto para rescatar el patrimonio arquitectónico industrial de La Forestal

FÁBRICA VILLA ANA, La Forestal. Foto: Gentileza Luis Müller

En la provincia de Santa Fe se realizó un relevamiento del patrimonio arquitectónico de los poblados forestales. La iniciativa consistió en un relevamiento de edificios, equipamientos e infraestructura, con el objetivo de formular un registro que los identifique y los valorice para su conservación y posterior manejo.

La Forestal es el nombre de una empresa argentina de capitales extranjeros que manejó buena parte de la actividad política y económica de un sector del norte argentino a fines del siglo XIX y a principios del siglo XX. Su nombre es tristemente recordado por haber significado la destrucción de una parte importante de los recursos naturales, la explotación de sus trabajadores y los oscuros contactos con el poder de turno.

Esta empresa de origen inglés, pero además con capitales franceses y alemanes, fue iniciada en 1872 a raíz de un empréstito perjudicial que la Argentina obtuvo con la empresa Murrieta de Londres. Esta firma llevó a la desastrosa explotación de 1.500.000 hectáreas de quebrachales en el Chaco Austral (norte de la provincia de Santa Fe, sur de la provincia del Chaco y noreste de la provincia de Santiago del Estero). Según algunas versiones, la explotación llegó hasta la zona de El Impenetrable chaqueño. La empresa exportaba postes y durmientes para el ferrocarril, rollizos y, esencialmente, tanino.

Al agotarse el recurso natural y modificarse las condiciones de la industria, las empresas se retiraron. Pero existen aún una importante cantidad de establecimientos fabriles, equipamientos sanitarios y sociales, conjunto de viviendas, residencias unitarias, infraestructura y elementos diversos que se encuentran en distintos estados de conservación y condiciones de uso, constituyendo un patrimonio en cada uno de los pueblos forestales.

Sergio Rojas, coordinador Plan del Norte, comentó al respecto: “Tenemos identificado cual es el patrimonio industrial, paisajístico y ambiental reunido en un documento y trabajamos junto con las comunas impulsándolo a nivel provincial. Hay por ejemplo proyectos para que sea declarado Patrimonio Industrial de la Humanidad. La Forestal estuvo en los pueblos durante 60 años, una vez que se fue la gente quedó sin saber qué hacer, esto se tradujo, muchas veces, en la falta de iniciativa porque vivían de un patrón, y hoy lo positivo es que hay una generación de jóvenes que están pensando en qué hacer con lo que dejó la industria. La discusión siempre fue si La Forestal fue buena o mala; esos jóvenes hoy por hoy consideran que tenemos que salir de esa discusión y pensar qué hacemos con lo que nos dejó La Forestal, cómo aprovechamos ese patrimonio de los edificios. La Forestal contempla 1.804.563 hectáreas”.

Los poblados

En Villa Ana, la comuna se ocupa de la mantención de los edificios. En Tartagal se desmanteló todo. En La Gallareta, la comuna fomenta el turismo. En Villa Guillermina, la fábrica es parte de otra fábrica y, además, con un crédito de la provincia, empezó hacer un complejo forestal turístico muy ambicioso, integral, que incluye las especies arbóreas, el quebracho colorado, la historia y además brindar carreras específicas. Complejo con piletas y piletones con peces autóctonos.

Sobre el relevamiento

La doctora arquitecta María Laura Bertuzzi y el magíster arquitecto Luis Müller, junto a su equipo de trabajo, fueron los que viajaron en febrero de 2018 a realizar el estudio de campo. Müller comentó que el hecho de haber podido realizar un relevamiento integral, ordenado, planificado, resultó óptimo. “El trabajo se realizó en dos campañas. La exploración por el territorio nos dio una dimensión local y a escala territorial de la situación. El trabajo es un relevamiento del estado actual, es un fichaje de las obras que consideramos que tienen interés patrimonial para ser presentadas en una ficha extensa. Ameritaría que se ponga todo esto en situación para que en un futuro inmediato se pudiera realizar un plan de manejo integral que reúna las potencialidades que tiene cada localidad, que de hecho son semejantes, pero diversas. En realidad, el origen de la estación forestal le da una entidad común, pero cada una de las localidades tiene distintos recursos y una identidad propia. Lo que nosotros hicimos es reconocer lo existente, a través de la historia, y de ese reconocimiento lo que hay generar a futuro es una estrategia”.

En tal sentido, Bertuzzi indicó que se les daba un valor excepcional a las localidades, porque no es fácil encontrar en la Argentina este modelo de company town (colonia industrial), ciudades vinculadas a una compañía tan claros y tan preservados. Sobre el trabajo, sostuvo “no sólo tomamos el patrimonio construido, sino que tratamos de ver como se accede, cuales son los elementos conformadores del paisaje, incluso los elementos generados por las propias oficinas técnicas de La Forestal para poder desarrollar sus actividades. Entonces quedaron todas esas marcas en el paisaje que para nosotros tienen un valor excepcional. Creo que por el trabajo que se hizo tiende a sacar una foto bueno eso es lo que tenemos, y nos plantea el desafío con lo que seguimos”.

En tal sentido, Müller, agregó “creo que esa historia negra de La Forestal sigue estando en el imaginario colectivo, pero también esta matizada. Vista desde otro punto de vista, sin dejar de reconocer los aspectos negativos, hoy se están recuperando otras ideas que contribuyen a fortalecer ese sentido local”.

El relevamiento se propone como la base sobre la cual configurar a futuro la formulación de un plan de recuperación y puesta en valor de los bienes industriales y culturales de esta particular región del norte santafesino.

“La Forestal estuvo en los pueblos durante 60 años, una vez que se fue la gente quedó sin saber qué hacer, esto se tradujo, muchas veces, en la falta de iniciativa porque vivían de un patrón, y hoy lo positivo es que hay una generación de jóvenes que están pensando en qué hacer con lo que dejó la industria” (Sergio Rojas, coordinador Plan del Norte).

Por María José Valdez