San Javier: el calvario de una madre y sus 6 hijos

El juez penal Héctor Candioti concedió la libertad, con alternativas a la prisión preventiva para Walter Gabriel S. un pescador de 49 años de la zona de San Javier, denunciado por su pareja y sus seis hijos por una historia de golpes, sometimiento, abuso sexual y trato humillante cometidos en el marco de violencia familiar y de género.

La audiencia se celebró el domingo en los tribunales locales y contó con la presencia de la fiscal de San Javier Rosana Marcolín, por el Ministerio Público de la Acusación y la Dra. Virginia Segado por el Servicio Público Provincial de la Defensa Penal.

La fiscal Marcolín había imputado el viernes al hombre como autor probable de los delitos de “amenazas coactivas; lesiones leves calificadas por el vínculo; reducción a la servidumbre y abuso sexual con acceso carnal reiterados, en concurso real y en el marco de violencia familiar y de género”, informó la oficina de prensa del MPA.

Dormían en el piso

La investigación se inició la semana pasada, cuando la mujer decidió denunciar al padre de sus hijos a través de una carta que logró que una de las niñas llevara al Centro Integrador Comunitario (CIC).

El desencadenante que motivó la denuncia ocurrió el pasado sábado 6 de mayo. “Walter S. vendió una de las cuatro cuchetas con sus respectivos colchones y cobijas que había recibido del gobierno nacional y que era usada por sus hijos. La mujer le reclamó al imputado que los niños estaban durmiendo en el piso, a lo cual el hombre le respondió con golpes en las costillas, le prendió fuego el cabello con un encendedor, la golpeó con un cargador de celular y la amenazó a ella y a los menores”, señalaron desde el MPA.

De acuerdo a la investigación fiscal, la violencia viene cometiéndose desde hace aproximadamente tres años. “El acusado mantuvo relaciones sexuales con acceso carnal con su concubina contra la voluntad de ella, y en presencia de uno de los hijos de ambos (un niño de cinco años). Además, mediante amenazas, insultos y golpes desde de 2014, logró que su concubina y sus hijos guarden silencio y no lo denuncien”, precisó Marcolín en el parte oficial.




Medida de distancia

La fiscal también detalló que durante los últimos tres años, a través de amenazas, golpes e insultos constantes, obligaba diariamente a su hijo de 14 años y a su pareja a que consiguieran el sustento diario, los privaba constantemente de alimentos y les ordenaba que durmieran en el piso. “Cuando iban en lancha a la isla, el imputado obligaba a su pareja que mirara el piso de la embarcación, y cuando levantaba la vista, la arrojaba al río a pesar de que la mujer no sabía nadar”. En tal sentido, Marcolín relató que “el imputado también le había prohibido a la mujer salir de la casa en la que viven, incluso para ir al baño que está ubicado en el patio de la vivienda”, completó.

Durante la audiencia la fiscal Marcolín solicitó la prisión preventiva para el hombre, sin embargo, el juez dictó medidas alternativas, tales como la prohibición de ingreso a la ciudad de San Javier y de contacto, tanto con su pareja como con sus hijos. Además, deberá constituir domicilio en la ciudad de Santa Fe y bajo la guarda de su padre, y deberá presentarse semanalmente y firmar en la comisaría más próxima al domicilio establecido en la capital provincial.

Desconcierto de la querella

El abogado Martín Risso Patrón, que representa a la familia víctima, anunció que se presentará como querellante en los próximos días. “Me impuse del legajo y es una barbaridad”, dijo azorado, en relación a la decisión judicial.

“La mujer estaba reducida a la servidumbre, no la dejaban salir de la casa, la llevaban a trabajar a la isla, le pegaba permanentemente y la hacía mirar el piso”, enumeró Risso Patrón alguno de los hechos que le fueron atribuidos al hombre.

A propósito relató un episodio en el que el denunciado “la tira de la lancha y cuando se estaba ahogando la salva”, relató. El violento hecho se produjo “porque supuestamente ella había mirado a otro hombre que pasó en otra lancha”. la historia fue contada por uno de los hijos de la pareja y ratificada por la víctima en sede policial.

Entre las atrocidades más tremendas figura que “la hacía defecar en una bolsa y orinar en un balde que después los chicos debían tirar en el patio” porque el baño estaba afuera y él no quería que saliera de la casa.

Se trata de una mujer “sin voluntad”, a tal punto que “la violaba en reiteradas oportunidades delante de los hijos y a cualquier hora”. Y “a los hijos los hacía trabajar y hasta que no juntaban 30 docenas de cascarudos -para pescar- no los dejaba volver a la casa” y si “no llegaban a esa cantidad los golpeaba”.

Diario El Litoral